Un estudiante de erasmus sueco, que se encontraba cursando un grado de Odontología en la Universidad Europea de València en 2018 junto con una compatriota con la que mantenía una relación sentimental, tuvo que regresar a la capital del Túria la semana pasada para rendir cuentas ante la Justicia por una agresión y allanamiento de morada. El acusado, de 25 años, se coló por un balcón en el piso de estudiantes de su compañera y tras sorprender a otro chico, de nacionalidad italiana, durmiendo en su cama, comenzó a propinarle puñetazos en la cara.

El procesado, que se enfrentaba a una pena de tres años y tres meses de prisión, reconoció los hechos en el juicio celebrado por conformidad ante un jurado popular. Apoyado por su pareja, quien también tuvo que acudir a declarar como testigo de los hechos, el joven aceptó finalmente una pena de nueve meses de cárcel, concretamente seis meses por el delito de allanamiento de morada y tres meses por el delito de lesiones.

El estudiante de nacionalidad sueca y origen iraní, defendido por el letrado Juan Carlos Navarro, no deberá ingresar en prisión al suspenderle la pena, ya que carece de antecedentes y ésta es inferior a los dos años. Eso sí, deberá pagar una multa por un delito leve de daños al destrozar el teléfono móvil de su víctima, tasado en 400 euros, y en concepto de responsabilidad civil ya le ha indemnizado con 2.800 euros.

Los hechos ocurrieron la mañana del 11 de julio de 2018 en el domicilio de una estudiante erasmus, en el centro de València, con la que el ahora condenado, compañero de ésta, mantenía una relación sentimental de varios cursos que incluía la convivencia de ambos de forma discontinua en este mismo inmueble.

Aunque ya no tenía llaves del piso, según ha quedado probado, ya que se las había devuelto a la chica, el acusado acudió al domicilio a recoger sus pertenencias. La joven, que había pasado la noche con un chico de nacionalidad italiana, «para evitar una situación incómoda», según aclara el fiscal en su escrito, decidió no abrirle la puerta pese a que el procesado llamó de forma insistente durante varios minutos.

Al haber estado viviendo en este piso de estudiantes con anterioridad, y no ser la primera vez que se le olvidaban las llaves dentro, convenció a un vecino para que le dejara acceder al domicilio saltando desde el balcón colindante, «como ya había hecho en otras ocasiones».

Tras el allanamiento de morada y recriminarle a su novia que no le hubiera abierto la puerta el ahora condenado se dirigió hacia el dormitorio, donde se encontró a otro joven tumbado en la cama todavía adormilado. Sin darle posibilidad alguna de defenderse ni de explicar la situación, el acusado la emprendió a puñetazos con éste, causándole lesiones en la cara, y tras arrebatarle el teléfono móvil se lo tiró al suelo. Como consecuencia de la agresión el joven italiano requirió de tratamiento quirúrgico, puntos de sutura y sufrió daños oculares.