Una mujer fue condenada este miércoles en Palma, convencida de que ambos mantenían relaciones sexuales. A diario, la acusada llamaba y enviaba mensajes a la víctima para insultarla y amenazarla y llegó a abordarla a la salida de su casa para propinarle patadas, bofetadas y tirones de pelo. También contactó con la pareja de la perjudicada para decirle que debía dejarla y con varias amigas de ella. Una situación que causó una gran angustia y temor en la víctima. La procesada reconoció estos hechos durante el juicio y aceptó pagar una multa de 660 euros e indemnizar a la afectada con otros 1.090 por delitos de acoso y lesiones. Además, no podrá acercarse a ella durante cinco años.

Los hechos se remontan a 2018. La mujer se obcecó con la idea de que su novio le era infiel con una compañera de trabajo. Desde finales de junio y hasta el 6 de septiembre de ese año, empezó a hostigar a la supuesta amante de su pareja. De manera sistemática y casi cada día, la llamaba por teléfono y le enviaba mensajes a través de WhatsApp y Facebook para insultarla y decirle que debía dejar tranquilo a su novio.

Además de los improperios, le decía que era de Medellín (Colombia) y que debía tener cuidado porque había dado "con una loca".

El acoso no solo fue telemático. La acusada acudió también a su lugar de trabajo e incluso al domicilio de la víctima para insultarla. En una ocasión, a mediados de julio, la esperó a primera hora de la mañana en el portal de su casa y cuando salió la atacó. La cogió del pelo, le arrancó las extensiones que llevaba y le dio dos bofetones en la cara y una patada en el muslo, mientras le exigía una confesión acerca de las relaciones sexuales mantenidas con su novio, que la víctima siempre negó. A consecuencia de esta agresión, la afectada sufrió diversos traumatismos y precisó asistencia médica.

El hostigamiento se amplió al entorno de la perjudicada, ya que la mujer contactó varias veces con el novio y las amigas de esta para insultarla gravemente y anunciar sus sospechas acerca de la supuesta infidelidad.

Esta situación sacudió la vida cotidiana de la víctima, que vivió atemorizada por miedo a ser agredida a la salida de su domicilio y especialmente cuando iba a su lugar de trabajo. Pese a que la relación con el novio de la acusada era meramente laboral, optó por distanciarse de él. Las continuadas llamadas y mensajes que recibía le causaron angustia y la obligaron a dar explicaciones a sus allegados sobre las acusaciones contra ella. Cuando finalmente denunció los hechos, una juzgado de Palma dictó una orden de alejamiento para intentar poner fin al acoso.

La fiscalía reclamó inicialmente que la mujer fuera condenada a un año de prisión y 540 euros, pero ayer rebajó su petición tras alcanzar un acuerdo de conformidad con el abogado de la defensa y el de la acusación particular, que la acusada ratificó ante la jueza.