Vanessa Ferrer tenía solo quince años cuando fue presuntamente violada y asesinada por un amigo de 21 en Chella el 26 de octubre de 2016. Su presunto asesino la golpeó dejándola semiinconsciente, la agredió sexualmente y después la estranguló para acabar arrojándola a una sima de 30 metros de profundidad. «La utilizó como un objeto, la asesinó y después se deshizo del cuerpo como quien tira algo que ya no le sirve a la basura», remarcó en su exposición de hechos el letrado de la acusación Juan Molpeceres, quien aprecia que el crimen se cometió por razones de género «con un total desprecio hacia la víctima por su condición de mujer».

El movimiento feminista, encabezado por la propia hermana de Vanessa, acompañada de otros familiares y amigos de la adolescentes asesinada, se concentraron ayer por la mañana frente a la Ciudad de la Justicia para condenar este crimen machista que no figura como tal en las estadísticas, al no tener víctima y verdugo una relación análoga al matrimonio, pero cuyo trasfondo también es la violencia ejercida contra las mujeres por el mero hecho de serlo. Además, en este caso se trata de una víctima especialmente vulnerable al ser menor de edad.

«Queremos que se le aplique la máxima pena posible, la más dura y eficaz, pero jamás va a compensar todo el daño que ha causado», reconoció con pesar Alba Ferrer tras ya casi cuatro años sin ver la sonrisa de su hermana. «Nada nos va a devolver a Vanessa, nosotros ya tenemos nuestra condena».

Tanto la Fiscalía como la acusación particular solicitan para el acusado la prisión permanente revisable. «Desgraciadamente el asesinato de mi hermana cumple todos los requisitos para que se le aplique la prisión permanente», aclaró Alba. ·No queremos influir en la decisión del jurado pero vamos a recurrir hasta que consigamos la pena máxima», remarcó la hermana de Vanessa Ferrer.