Análisis

Tres claves para que el jurado considere la prisión permanente en el crimen de Chella

Los forenses hallaron en la zona genital de la menor, de quince años, lesiones compatibles con una violación - Estranguló a su víctima cuando se encontraba semiinconsciente y sin posibilidad de defensa

Ignacio Cabanes

14·07·20 | 00:04

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Concentración en València al inicio del juicio por la menor asesinada y violada en 2016 en Chella

Una víctima especialmente vulnerable por su edad, solo quince años, llevada mediante engaños a la casa de su presunto verdugo, quien impidiéndole cualquier posibilidad de defensa -alevosía- la golpea dejándola semiinconsciente para posteriormente violarla, tanto vía anal como vaginal, y estando totalmente indefensa en la cama acabar con su vida estrangulándola. No contento con ello, llama a un amigo para que le deje su coche y así deshacerse del cuerpo, que arroja a una sima de entre 30 y 40 metros de profundidad que era utilizada antiguamente para tirar el ganado muerto. Así fue el horrendo crimen de Vanessa Ferrer, la adolescente cuya muerte conmocionó a los vecinos de Chella en octubre 2016.

El juicio contra Rubén M. S., el joven acusado de violarla y asesinarla, comenzó ayer con la formación del jurado popular. El procesado, cuya declaración será hoy, se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable dado que los hechos son constitutivos de los delitos de agresión sexual y asesinato sobre víctima especialmente vulnerable.

Por su parte la defensa tratará de acreditar que se trató de un supuesto homicidio imprudente y buscará todo tipo de atenuantes al considerar que su cliente estaba afectado por el consumo de sustancias estupefacientes y el alcohol y una eximente incompleta por trastorno mental transitorio.

El acusado, que niega haberla violado, pese a que los informes forenses aprecian lesiones en el cadáver compatibles con una agresión sexual, ya anunció ayer su intención de responder únicamente a las preguntas de su letrado, una muestra más a la hora de evitar ser acorralado por las preguntas de las acusaciones que desmonten su inverosímil versión del homicidio imprudente.

La acusación particular, ejercida por el letrado Juan Molpeceres, destaca que el acusado actuó «de forma perfectamente ordenada y planificada». Entre las 21.00 y las 22.00 horas del 26 de octubre de 2016 Rubén M. mandó un mensaje a Vanessa vía WhatsApp para que acudiera a su domicilio en Chella con la excusa de que se encontraba con un primo y un amigo para fumar marihuana.

Era una encerrona con fines sexuales. Según el Ministerio Fiscal, tras la negativa de la víctima a mantener cualquier tipo de relación con el procesado, éste le propinó un fuerte golpe en la cabeza que la dejó semiinconsciente. Asimismo, aprovechando ese estado de semiinconsciencia, el acusado la subió a su habitación y la violó hasta en dos ocasiones. Para posteriormente, sin posibilidad alguna de defensa, acabar estrangulándola mientras aún estaba tumbada en la cama.

Profanación de cadáver

Además de la agresión sexual y el delito de asesinato, la acusación también contempla el delito de profanación de cadáver, ya que el acusado arrastró el cuerpo de Vanessa por la tierra, lanzándolo al fondo de una sima para dificultar su localización, «siendo consciente de la falta de respeto debida a la memoria de los muertos».

No obstante, el cuerpo quedó enganchado en una rama. Dos días después un agente del Seprona de la Guardia Civil halló el cadáver de la joven semidesnuda dentro de la sima, colgado de dicha rama a unos ocho metros del suelo. El procesado tuvo tiempo de sobra para deshacerse del móvil y las zapatillas de su víctima.

Durante los dos días que duró la búsqueda de la joven el sospechoso mintió a la Guardia Civil al decir que no había estado con ella y en modo alguno colaboró en la investigación. Al igual que tampoco se ha mostrado arrepentido por lo ocurrido ni ha pedido perdón a la familia en todo este tiempo.