Más de un año después y tras tener que repetirse el juicio, para llegar a la misma conclusión que ya habían acordado las partes - Fiscalía y defensa del acusado- en su día. Siete años y medio de internamiento en centro adecuado a las anomalías psíquicas del condenado por matar a su padre en el barrio de San Marcelino en junio de 2017. Los miembros del tribunal popular que lo juzgó en febrero de 2019 no apreciaron la eximente incompleta de alteración psíquica y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana tumbó el fallo obligando a repetir una nueva vista oral, que se celebró a mediados de junio.

El ahora condenado degolló a su padre, de 73 años, tras sentirse molesto por cómo trataba éste últimamente a su madre. Además de las agravantes de parentesco y abuso de superioridad, en esta ocasión el jurado sí ha apreciado una eximente incompleta de alteración psíquica. De hecho, el homicida sufría en el momento de cometer el crimen «un funcionamiento intelectual límite, próximo a la oligofrenia leve, así como un trastorno de personalidad caracterizado por un escaso control de los impulsos ante situaciones de estrés ambiental». Además de los siete años y medio de prisión -en un centro adecuado a su estado- se le impone una medida de libertad vigilada durante cinco años.

Los hechos ocurrieron el 22 de junio de 2017 en el domicilio familiar, en el valenciano barrio de San Marcelino. El condenado, de 35 años, estaba muy «airado» por el modo en que su padre «trataba últimamente a su madre», según recoge la sentencia. Así, ese día alzó a su progenitor del sillón donde se hallaba sentado, lo lanzó contra una mesa y lo tiró al suelo. La víctima, de 73 años estaba aquejado de una grave enfermedad que le obligaba a permanecer sondado.

A continuación, trató de matarle con un cuchillo de tipo japonés, pero no lo consiguió por la oposición de la víctima y el escaso filo del arma. Acto seguido, arrastró a su padre hasta otra estancia, le dio una patada en la cabeza y lo degolló utilizando otro cuchillo.