¿Somos cada vez más racistas? ¿Más fóbicos con las distintas orientaciones sexuales? ¿Con los pobres? ¿Con el distinto por su enfermedad, género, creencia o discapacidad? ¿O es que existe una mayor conciencia y, por tanto, se denuncia más? Mientras los expertos debaten sobre la gallina y el huevo, lo cierto es que las cifras de los delitos de odio en España y también en la C. Valenciana no dejan de crecer.

El año pasado, fue un 15,2 %, De los 125 delitos denunciados en 2018, hemos pasado a 144 en un año. No parece mucho, pero marca una tendencia clara. Y preocupante. Sobre todo si al lado se le sitúa otra cifra: en 2019 el número de detenidos o investigados por delitos de odio descendió en un 23 %. Para ser justos, hay un tercer marcador que deja la balanza en positivo: en 2019, las fuerzas de seguridad esclarecieron 83 delitos de odio, frente a los 75 aclarados un año antes, lo que significa que los casos resueltos aumentaron en un 8,5 %.

Son algunos de los datos registrados en 2019 que contiene el informe sobre delitos de odio que el Ministerio del Interior elabora anualmente desde 2013. Los valencianos no salen mal parados, pero la tendencia al alza preocupa.

Según las cifras que maneja el ministerio que dirige Fernando Grande-Marlaska, el año pasado la C. Valenciana registró 2,9 delitos de odio por cada 100.000 habitantes, 0,7 puntos por debajo de la media nacional y muy lejos de los 6,7 de Cataluña, que lidera de manera abrumadora esta fea estadística. Aún así, lo cierto es que la tasa valenciana ha crecido respecto a 2018 en 0,4 puntos y ha 'escalado' un puesto. Ahora somos los octavos cuando un año antes éramos novenos.

En cifras absolutas, sin tener en cuenta la densidad demográfica, la C. Valenciana continúa en la misma posición, cuartos por la cabeza, con 144 delitos en 2019, frente a los 125 registrados un año antes.

En el análisis por provincias, València es la que peor parada sale, con una incidencia de 3,8 delitos por cada 100.000 habitantes, 0,2 puntos por encima de la media estatal. En una situación similar está Castelló, con una tasa de 3,4, mientras que Alicante se sitúa entre las provincias con menos ataques de odio: solo 1,4 delitos por cada 100.000 habitantes.

De hecho, los alicantinos suman 26 delitos, la mayoría de ellos (10) por discriminaciones relacionadas con la ideología. València, por ejemplo, sumó casi 100 y la mayoría (35) lo fueron por xenofobia. En Castelló, por su parte, con un global de 20 delitos, empatan a la cabeza los ataques racistas y los motivados por ideología, con seis casos cada uno de ellos.

En todo caso, salvo en Cataluña, donde las discriminaciones punibles de carácter político lideran de manera indiscutible este mapa criminal (casi 7 de cada 10 delitos de odio por ideología registrados en España se cometen en Cataluña), los ataques más habituales son por racismo (únicamente xenofobia, ya que este año Interior ha creado un apartado propio para el antigitanismo) o por la orientación y/o identidad sexual de la víctima.

En la C. Valenciana, la mayoría de las víctimas han sufrido discriminaciones por su origen extranjero (40 de las 109 contabilizadas), mientras que el segundo grupo más numeroso (33) fueron atacadas por cuestiones ideológicas. La discriminación por su condición sexual queda en un lejano tercer lugar: 12 de las 109.

Por lo que respecta a los autores, de los 57 detenidos o investigados en 2019, la mayoría (20) lo fueron por someter a algún tipo de discriminación ideológica a sus víctimas. En segundo lugar están los racistas (16) y en tercero (15), quienes atentaron contra alguien por su condición sexual.

De hecho, la C. Valenciana fue la segunda, con solo Cataluña por delante, con más detenidos por delitos de odio por ideología. Un año antes, el grueso de los acusados (39 de 74) lo habían sido por delitos de xenofobia, mientras que los relacionados con las ideas políticas se quedaban en 17.

Menos ataques a «sin hogar»

Una de las conclusiones que se pueden extraer del análisis de los cientos de datos que contiene el informe es que los delitos de odio se dan más en comunidades con fuerte sentimiento nacionalista: Cataluña es la primera con una tasa del 6,7 y Euskadi y Navarra ocupan la tercera posición con un 4,7. Entre medias, Melilla, con un 5,8, aunque en realidad solo hubo cinco delitos, pero dada la baja densidad de población, la tasa se dispara.

Otro dato destacable de este informe es que se han reducido los ataques contra las personas más desfavorecidas, la aporofobia; que el año pasado solo se registraron cinco ataques antisemitas, uno de ellos en Alicante; o que los delitos contra gitanos (14 en un año, ninguno en la C. Valenciana) suponen, de momento, solo el 0,8 % de los 1.706 delitos de odio en toda España.