Los padres y la hermana de Vanessa quisieron recibir la decisión del jurado en directo. Pese al desgarro de volver a escuchar lo que le hicieron. Junto a ellos, una veintena de familiares de la menor y sus mejores amigas. Sufrieron. En silencio. Miraron a la cara al asesino de Vanessa, se cogieron la mano y, cuando escucharon el dictamen, un suspiro de alivio contenido inundó la sala, pero siguieron guardando respeto.

En cuanto la jueza anunció «visto para sentencia», la alegría estalló. Y con ella las lágrimas, los abrazos y la tensión acumulados. «Ha merecido la pena. A mi hermana ya no me la pueden devolver, pero se ha hecho justicia. Han sido cuatro años muy duros, pero mi hermana, esté donde esté, ahora puede estar tranquila porque este monstruo ya no podra hacerle daño a nadie más».

Habla Alba, la hermana de Vanessa, cuatro años mayor que ella. A su lado, su padre, en silla de ruedas, y su madre. Es una victoria , pero muy amarga. «Nadie me la va a devolver», sigue murmurando el padre.