? Maniatados y arrojados por la borda. Sin más. No es una escena de una película de piratas, sino una realidad que sigue ocurriendo con una frecuencia dramática en alta mar, sobre todo en buques de determinadas banderas. Las leyes marítimas son tajantes en cuanto al tratamiento humanitario que se debe dispensar a un polizón cuando, en el mejor de los casos, se informa de su presencia (en caso contrario, simplemente no existe, por lo que su vida pasa a depender de la humanidad del capitán). En caso de informar, el barco se enfrenta a retrasos (el buque queda retenido durante la investigación) y el capitán debe velar por la manutención y repatriación del polizón al puerto donde embarcó donde, además, puede esperarle una sanción.