La Fiscalía ha archivado las diligencias abiertas de oficio para investigar, como sospechoso, al apartado comandante de la Guardia Civil de Paiporta, Eduardo A., por supuestas amenazas a la alcaldesa de esa localidad, Isabel Martín (Compromís), después de que la fiscal instructora así lo solicitase el mismo día en que tomó declaración a ambos, el pasado 24 de septiembre.

La acusadora pública consideró ese mismo día que no hubo delito en las palabras del oficial del instituto armado porque no las pronunció directamente a Martín, sino que las expuso durante la reunión con sus mandos subordinados. En todo caso, dice la fiscal, de constituir delito, lo sería leve, por lo que habría prescrito, ya que ese tipo de infracción penal deja de ser perseguible al año de su comisión. La reunión en la que el comandante fue grabado diciendo que había mandado que «le partieran las piernas» y «la cara» a la alcaldesa se produjo, según él mismo, los días 11 y 27 de junio de 2018.

El oficial, que en julio pasado fue relevado de sus funciones como máximo responsable de la compañía de Paiporta, por orden directa de la directora general de la Guardia Civil, tras la difusión de esas grabaciones y el revuelo político provocado a continuación, se escudó «en la mala calidad técnica de su personal» para explicar parte de lo sucedido.

En los audios, se le escucha cómo recrimina a sus mandos no haberle obedecido cuando les había pedido «que fuesen a partirle las piernas». Y llega a afirmar: «Pa una oportunidad que teníamos, y no hemos ido».

Esa reunión se celebró dos días después de la muerte de un recortador durante la celebración de los bous al carrer en las fiestas de Paiporta, en aquel junio de 2018. Ante la fiscal, señaló a sus mandos subordinados como los responsables de que ese día no hubiese ninguna patrulla de la Guardia Civil en los toros, dando seguridad al evento. Así, alegó que «los mandos de Paiporta, por algún problema de comunicación, no llegaron a celebrar la Junta Local de Seguridad y no se diseñó ningún plan para ese evento y la patrulla no acudió al servicio el día 9 de junio, y ese día falleció un recortador».

El comandante, máximo responsable en definitiva de todos los puestos que forman la compañía, incluido el de Paiporta, continuó con su argumentación diciendo que, dado lo ocurrido, «comenzó a pensar en la falta de calidad técnica de su personal al no haber llegado a ningún acuerdo con el ayuntamiento para montar el dispositivo de seguridad» y que por eso, en la reunión del día 11, «se empezaba a sentir como un mal entrenador con malos jugadores a los que lo único que podía decir es que pisasen al contrario y que, en términos futbolísticos, ‘le entraran fuerte para partirle las piernas’». Además, justifica ese «símil futbolístico» en que quería hacerse entender por sus subordinados, al ser estos apasionados de ese deporte.

Y concluye que «en modo alguno» pretendía causarle daño físico a la alcaldesa, solo que sus mandos «le echasen más ganas», y que «cuando hablo de reventar el ayuntamiento se refería a que habían perdido la oportunidad de haber quedado bien» y de «recuperar su confianza».

«Al margen de la mayor o menor credibilidad que pueda darse a la explicación ofrecida por el investigado en relación con el verdadero sentido de sus palabras, lo cierto es que no hay datos que permitan dotar de seriedad a las expresiones que utilizó», dice la fiscal, quien se apoya en que no se las dijo a ella, que después de pronunciarlas no se vieron y que de ellas no «se desprende que se hubiesen pronunciado para hacérselas llegar [a Martín] para perturbar su tranquilidad de ánimo». Así que opta por el archivo de las diligencias penales, archivo que no es recurrible.