El acusado del homicidio de su amigo en La Laguna en julio del 2018, José Antonio Pérez Hernández, reconoció ayer que mató a Manuel de varias puñaladas en el cuello durante una pelea ocurrida en la pista de acceso a su vivienda, en Guamasa. En la primera sesión del juicio con jurado que se desarrolla en la Sección II de la Audiencia Provincial, Pérez Hernández aseguró que estuvo con su amigo en dos bares y en ambos discutió con él "porque nunca pagaba las rondas". En el segundo local, el encausado explicó que "me fui a acordar de su madre" y a la víctima "le sentó muy mal", entre otras cosas porque se lo dijo delante de otras personas.

José Antonio Pérez expuso que conocía a Manuel, pues "era un vecino de toda la vida", así como un amigo. En la noche del 5 de julio, ambos coincidieron en un bar. En dicho establecimiento se produjo un primer enfrentamiento verbal, ya que supuestamente Manuel no quiso pagar la ronda a varios conocidos. Después, ambos se marcharon en el vehículo de José Antonio con intención de irse a sus viviendas. Pero, por el camino, decidieron ir a un segundo bar, donde se registró una nueva discusión entre ellos por el mismo motivo, aunque esta vez más fuerte. Además, el ahora acusado se acordó de la madre de Manuel.

Según el testimonio de José Antonio Pérez, de ese local cada uno salió por su lado. El encausado se fue en su vehículo. El presunto autor del homicidio explicó que paraba antes de cada rotonda para ver si había algún control de tráfico, en la medida en que había bebido alcohol. Y, al llegar a la entrada de la pista hacia su domicilio, comprobó que ya se hallaba allí Manuel y que tenía un hierro en la mano, "lo que los cerrajeros llaman un ángulo". La víctima estaba en medio de la calzada, por lo que "o lo atropellaba o me bajaba", apuntó. A preguntas de la fiscal, el acusado afirmó que prefirió bajarse antes de que Manuel le causara destrozos en su vehículo.

El acusado reconoció que Manuel caminaba hacia él, por lo que tuvo que andar hacia atrás. En un determinado momento, siempre según la versión de Pérez Hernández, ambos cayeron al suelo. Y Manuel quedó sobre José Antonio. Este dijo que trató de arrebatarle el hierro a su amigo, pero este no lo soltaba. Y el ahora encausado decidió sacar la navaja que llevaba en el bolsillo de su pantalón y le dio varias puñaladas en el lado izquierdo del cuello. La representante de la Fiscalía le recordó que la víctima recibió hasta cinco heridas de arma blanca, mientras que el encausado solo se acuerda de haberle dado "dos" puñaladas graves.

A partir de ese momento, se lo quitó de encima y lo dejó sentado en el lugar. José Antonio llevó el vehículo hasta su vivienda y regresó al lugar de la pelea. Al principio, el acusado dijo que, poco después, tocó a su amigo para ver cómo estaba y ya su cabeza se inclinó hacia adelante, "por lo que no había nada que hacer". Es decir, que había fallecido. Después, aseguró que Manuel tardó más de una hora en morir y que todo ese tiempo él permaneció a su lado. Tras comprobar que su vecino no tenía signos vitales, se dirigió de nuevo a su garaje, donde cogió una eslinga, con la que trasladó el cuerpo a otro lugar. En esa acción tardó varias horas y lo dejó tirado en una propiedad abandonada. Después, regresó a su casa, se quitó la ropa, pues la tenía llena de sangre, y la tiró a la basura. Se bañó y poco después amaneció. Entre el 6 y el 11 de julio, José Antonio no dijo a nadie lo que había hecho. El día después del homicidio, acudió al lugar de la pelea y tiró tierra sobre los rastros de sangre para ocultar su acción.