Rota, derrotada y abatida, con su marido y su yerno -el marido de su otra hija- a cada lado dándole soporte, tras saber que con el veredicto del jurado en la mano a su hija le esperan cerca de veinte años entre rejas. Así abandonó ayer los juzgados la madre de Maje, declarada culpable del asesinato de su otro yerno, Antonio Moreno, al que nunca quiso y descalificó tras su muerte, según se pudo escuchar en las intervenciones telefónicas reproducidas durante el juicio.

«No hay pruebas contra mi hija, después de todas las mentiras que se han dicho, ...», se lamentaba María Dolores después de despedirse con un abrazo de su hija. El letrado de la defensa de Maje, Javier Boix, pidió permiso expreso al presidente de la Sala para que los padres de la acusada pudieran hablar con ella antes de que la policía la condujera de nuevo a calabozos. Maje hizo un gesto como si no quisiera por un momento enfrentarse a esa situación, aunque finalmente el abrazo se produjo, sin la presencia de medios en la sala.

«Han creído a un asesino que metió seis puñaladas, sale barato dar puñaladas», criticó María Dolores sobre la declaración de Salva, principal prueba de cargo que ha llevado al jurado ha declarar culpable de asesinato a su hija.

Por su parte, el abogado Javier Boix mostró su disconformidad con el veredicto. «No está acreditado ni motivado por el jurado la inducción del asesinato», manifestó en sala y anunció su intención de recurrir el fallo.

«Se ha hecho justicia y la familia de Antonio podrá descansar»

«El jurado ha entendido la participación vital de María Jesús en el crimen y que sin ella este delito no se habría producido», remarcó Miguel Ferrer, letrado de la acusación particular junto con su compañero Patricia Cogollos, tras conocerse el veredicto de culpabilidad del tribunal popular contra Maje y Salva por planear juntos el asesinato de Antonio Navarro.

El abogado expuso a su salida de los juzgados la «alegría de la familia, porque se ha hecho justicia». «Lo único que quieren ahora es descansar después de tres largos años y olvidarlo», apuntó Ferrer, quien destacó la unanimidad a la que habían llegado los miembros del jurado sobre todos los puntos en su contundente veredicto.

Asimismo, ratificó la solicitud de penas que ya pidió el día anterior para los acusados, 16 años de prisión para Salvador R. y 25 para María Jesús M. C. «El delito jamás se hubiera producido sin la intervención de ella, por eso solicitamos la máxima pena para ella», aclaró.

En el caso de Salvador, «aunque podamos entender que algunas de las atenuantes que se han solicitado son discutibles, sí que es cierto que la reparación moral de poder haber escuchado la verdad es justo lo que la familia necesitaba, argumentó Miguel Ferrer.

«Buscábamos unas atenuantes y el jurado las ha reconocido»

Podría decirse que la gran triunfadora de esta partida de naipes que ha sido el juicio del llamado ‘caso Maje’ ha sido la letrada María Julita Martínez, abogada del autor material de las ocho cuchilladas que acabaron con la vida de Antonio Navarro y a priori la que peor lo tenía siendo un hecho probado que su cliente asesinó a la víctima de forma brutal y a traición en un garaje de la calle Calamocha de València en agosto de 2017. Sin embargo, y aunque pudiera parecer que en algunas sesiones de la vista oral estaba como convidada de piedra -preguntando solo a aquellos testigos o peritos de los que pudiera sacar algo positivo para su representado-, la letrada supo jugar bien sus cartas y el jurado ha considerado como probadas las atenuantes que solicitaba, tanto la confesión tardía como la reparación del daño.

«Estamos satisfechos, no me alegro de que hayan culpado a nadie, pero mi labor era defender a Salvador y buscábamos unas atenuantes y el jurado las ha reconocido». «Además de la confesión tardía, el jurado ha valorado la colaboración de Salvador, no solo por proporcionar el arma del crimen, sino que su testimonio ha sido fundamental para conseguir inculparla a ella», explicó Julita Martínez. Al igual que «el plan que era para la jubilación lo ha usado en vez de para su propia hija, para dárselo a la familia de la víctima».