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Investigación

Un mes sin pistas de la veinteañera desaparecida en Vilanova i la Geltrú

La muchacha vivía en casa de los padres de su novio cuando se esfumó dejando toda su ropa, la tarjeta sanitaria y unos medicamentos antialérgicos

Tamara de Castro y su novio, Alexandre López, en una imagen cedida por él.

Tamara de Castro, una joven de 20 años que vivía con su novio y los padres de este en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), lleva un mes desaparecida. Los Mossos d'Esquadra investigan su paradero. El rastro se pierde la mañana del 26 de octubre, cuando su pareja regresó a casa."Su ropa, sus bambas favoritas, sus pastillas para la alergia y su tarjeta sanitaria" siguen en su habitación, explica a El Periódico de Catalunya el novio, Alexandre López.

El joven (28 años) fue la última persona que vio y habló con Tamara antes de su extraña desaparición, denunciada por el padre de ella en una comisaría de policía de Valencia, donde reside la familia, en cuanto Alexandre los puso sobre aviso. El novio ha contado a los investigadores que aquella mañana salió de casa hacia las ocho y media, como cada día, para ir a trabajar como electricista. Tamara se quedó sola y él regresó media hora después porque había olvidado una nota con materiales que necesitaba. Entonces, asegura, la novia ya no estaba allí.

"No salía sola"

La ausencia de Tamara llamó su atención. "Ella no salía casi nunca sola, se quedaba en el piso estudiando para conseguir el carnet de conducir, hablando por teléfono con su madre, con la que charlaba a diario, o jugando a la videoconsola hasta que yo llegaba para comer y hacer algo juntos", afirma. Al rebuscar entre las cosas de su novia, Alexandre comprobó que faltaban "su DNI, 50 euros y un teléfono móvil antiguo que no usamos, no tiene ni tarjeta SIM. El otro teléfono, el que utilizamos y compartimos, lo dejó en casa".

Alexandre no cree que Tamara "se haya marchado voluntariamente". Todo ello, a pesar de que asegura que encontró una nota que ella habría dejado en un cuaderno y que él entregó a los Mossos."Me voy, no quiero que me busquéis ni nada. No estoy bien. Y si mis padres dicen algo, les dices que si lo quieren bien y si no, no soy nada ya para ellos, como mi padre decía. No quiero que os preocupéis, estaré bien".

Alexandre defiende que eran felices y "con ganas de muchos planes de futuro en común, como formar una empresa de equipos de sonido con la que ya habíamos empezado, comprar una casita para independizarnos de mis padres y tener un crío". Planes que no encajan con una supuesta fuga repentina de Tamara.

Como una reina

"Nos conocimos hace tres años a través de Facebook, ella vivía con sus padres y sus hermanos en Valencia, pero se mudó conmigo y desde entonces no hemos discutido ni una sola vez. Yo la tenía como una reina, hacía todo lo que ella quería con tal de verla contenta, no le faltaba de nada", asegura Alexandre.

Para acreditar lo que dice, ha aportado a los Mossos las "cartas de amor" que Tamara le escribió hace apenas dos meses: "Desde hace el primer día que nos conocimos, me haces feliz siempre y cuando estoy mal, haces cualquier cosa para que esté bien. Cuando no estás, te echo mucho de menos aunque cuando llegues no lo parezca. Cada segundo que pasa, lo cuento. No puedo estar sin ti, eres mi vida entera", se lee en una de ellas.

"No entiendo que se haya ido, pero si lo ha hecho, que diga algo, con saber que está bien, yo ya me quedo tranquilo. Si ha conocido a alguien y no quiere volver, que no vuelva", pide el novio desesperado, que apunta a que tras la desaparición puede haber alguien, "algún chico" que conociera a través de internet. "Ella navegaba mucho por las redes sociales, yo de eso no controlo mucho, pero quizá conoció a una persona que pudo manipularla. O puede que a través de la Playstation, porque jugaba bastante con gente que no conocía a través de internet".

A 300 kilómetros de donde se perdió el rastro de Tamara, sus padres, Ramón de Castro y Consuelo Moreno, intentan buscar una explicación. La madre, a la que Tamara llamaba "todas las mañanas y todas las tardes", solo tiene una cosa clara: "No se ha ido porque sí, a mí me diría algo. La única vez que se escapó de nuestra casa sin decir nada fue cuando conoció a Alexandre y lo hizo porque ella pensaba que siendo gitanos mi marido y yo no aceptaríamos su relación con un payo. Pero cuando se instaló en Vilanova, nos llamó enseguida diciendo dónde estaba, fuimos a verla y la encontramos tan bien que nos quedamos tranquilos", recuerda la madre.

"Dos chicos" de internet

Consuelo no notó nada raro en su hija los días previos a su desaparición: "Yo la veía bien. Es cierto que se quejaba de que se sentía un poco sola cuando Alexandre se iba a trabajar. Me decía: mamá, siempre estoy en casa, hasta que él no llega, no salgo... No conocía a nadie ni tenía muchas amigas en Vilanova y se aburría mucho, pero aparte de eso, yo la notaba contenta".

La mujer no comparte las sospechas de Alexandre sobre Tamara y los posibles "dos chicos a los que habría conocido por internet". "Mi hija es muy ingenua y confiada, pero mi marido ha hablado con esos hombres y nada. Uno jugaba con ella al Fornite, pero no la conocía ni había visto siquiera una foto de ella, y el otro, un tipo con acento andaluz, se ha reído de nosotros cuando le hemos preguntado por qué mi hija tiene registrado su número de teléfono en su móvil".

Los padres de Tamara tienen "todas nuestras esperanzas" para encontrar a su hija depositadas en el trabajo de los Mossos y el apoyo de la asociación Sos Desaparecidos y su presidente, Joaquín Amills. La madre de la joven recuerda su última conversación con su hija, la noche antes de que desapareciera: "Vi en la televisión que la situación por la pandemia había empeorado en Cataluñya y le pedí que se cuidara. Ella me respondió: Puedes estar tranquila, mamá, porque no saldré de casa para nada".

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