Un joven con una causa pendiente por el crimen de un preso en el centro penitenciario de Picassent fue detenido hace una semana tras permanecer un año en paradero desconocido después de no presentarse al juicio que se iba a celebrar ante un jurado popular en diciembre de 2019. El acusado de matar a golpes a Dimitros Facharidis, de origen griego y 30 años, en abril de 2014, fue juzgado y condenado inicialmente a una pena de trece años y medio de cárcel, pero el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana revocó la sentencia y ordenó repetir el juicio al apreciar graves contradicciones en el veredicto del anterior jurado popular.

Así, se señaló de nuevo la celebración de juicio pero el acusado, de 27 años y nacionalidad española, que estaba en ese momento en libertad, no acudió a la vista oral y la Audiencia Provincial de Valencia ordenó su búsqueda y detención.

No ha sido hasta ahora, un año después de dictarse la orden de búsqueda contra él, cuando finalmente el fugitivo de la Justicia ha sido localizado y puesto a disposición judicial. El presunto homicida alegó ante el juez que no se había presentado al juicio porque dice estar ya rehabilitado y reinsertado en la sociedad. No obstante, ante el evidente riesgo de que vuelva a fugarse y no se pueda garantizar su presencia el día de juicio, el juez acordó su ingreso en prisión provisional.

El crimen se produjo el 22 de abril de 2014 cuando J. H. F, que entonces tenía 21 años, se encontraba preso en Picassent por un quebrantamiento de condena y robo con violencia e intimidación. En torno a las 13.20 horas otro reo entró en su celda y ambos se enzarzaron en una violenta pelea tras haber mantenido esa misma mañana otro enfrentamiento a golpes.

El acusado propinó varios puñetazos a su víctima hasta que lo derribó. Una vez en el suelo, y «pese a ser consciente de que éste se hallaba inerme y sin capacidad alguna de reacción a causa de los golpes previamente recibidos», según el escrito del fiscal, le comenzó a golpear con los puños y patadas, así como con unos tacos de madera que solía utilizar a modo de mancuernas para hacer flexiones. La víctima falleció tras 27 días hospitalizado. El fiscal solicita 17 años de prisión para el acusado por un delito de asesinato.