La Guardia Civil de Alicante, en el marco de la operación Temporal, detuvo hace unos días a un matrimonio, un hombre de 31 años y una mujer de 26, por un delito contra los derechos de los trabajadores ya que presuntamente explotaban a nueve trabajadores que eran obligados a vivir en una nave industrial sin agua corriente para mantener su puesto de trabajo, por el que cobraban cantidades «irrisorias» aunque trabajan todos los días de la semana.

El operativo fue llevado a cabo por los agentes del Equipo Contra el Robo en el Campo (Roca) de la Guardia Civil de Calp, quienes descubrieron que nueve temporeros que trabajaban en campos de Alicante, Valencia y Castelló estaban siendo explotados laboralmente por este matrimonio.

Las víctimas recibían salarios «irrisorios», menos de lo prometido, por trabajar todos los días de la semana y viviendo en una nave industrial propiedad de los presuntos autores, en condiciones «infrahumanas», según informó el instituto armado en un comunicadot. Los hechos se destaparon debido a que un trabajador interpuso una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Pedreguer, tras una disputa con un compañero de trabajo, que acabó finalmente en un delito de lesiones. Fue entonces cuando, durante las declaraciones del denunciante, los agentes averiguaron las «pésimas condiciones» laborales a las que estaban sometidos él y sus ocho compañeros, de nacionalidad rumana y portuguesa.

Tras el inicio de la investigación, los efectivos esclarecieron que el marido, que ocupaba el puesto de cabo de cuadrilla, junto a su mujer, utilizaban el método de cuadrillas de trabajo para realizar las labores de recolecta. De esta manera, solicitaban a una Empresa de Trabajo Temporal, con la que tenían una relación laboral desde hacía años, personas para trabajar bajo su mando.

Incumplían el convenio

Los nueve varones contratados acudían diariamente a trabajar a los campos de Castellón, Valencia y Alicante por órdenes del matrimonio. Igualmente, los agentes de la Guardia Civil determinaron que los trabajos se realizaban en unas condiciones que incumplían todos los requisitos del convenio de recogedores de la Comunitat Valenciana.

Los agentes del Equipo Roca, además, descubrieron que los presuntos autores se apropiaban de una parte de la recolecta de fruta de los trabajadores. Durante la jornada de trabajo, los temporeros recogían 22 kilos de cítricos en capazos que, posteriormente, eran depositados en cajas que tenían capacidad para albergar 20 kilos de peso. Asimismo, el instituto armado averiguó que el matrimonio gestionaba la documentación de las cuentas bancarias de los empleados, por lo que podían retirar y usar «a su antojo» el dinero ingresado por estas empresas.