Dos acusados, un hombre y una mujer, se sentaron ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Castelló para enfrentarse a una posible condena por asesinato. La víctima apareció muerta en un huerto de naranjos del camí Fadrell en marzo del 2019. De su muerte están acusados su expareja, Rafael G. E. —quien ya cumplió una larga pena de cárcel por matar a puñaladas a un jubilado de Castelló en el año 1997, como avanzó Mediterráneo—, y la que fuera la novia de este en el momento del crimen.

Tras la elección de jurado, que llevó dos horas de tiempo, el acusado fue el primero en declarar y comenzó su interrogatorio asumiendo la total autoría del asesinato. «Yo soy el único culpable», sostuvo ante el jurado popular. El procesado mantuvo, contrariamente a lo que hizo en ocasiones anteriores en instrucción, cuando culpó a la coacusada, que él acabó con la vida de la víctima, incidiendo en su gran adicción a las drogas.

Reveló que la mujer y él tuvieron una pequeña discusión y que acabó con su vida «sin intención». «La cogí del cuello, apreté y le rompí la nuez. Lo sé porque hizo ruido. Luego la metí en el coche y la tiré en un huerto», explicó a preguntas de la fiscal, exculpando de los cargos a quien fuera su novia entonces.

«Soy mala persona, un diablo», afirmó Rafael G.E., quien recordó que desde los 24 años ha estado en la cárcel. «He visto morir a 38 personas a mi alrededor y he aprendido que si una persona me ataca, me defiendo», alegó.

El móvil económico

Negó, por otra parte, que matara a su expareja para cobrar un seguro de vida, hecho que mantiene el Ministerio Público. «Ese seguro existía, pero no se podía cobrar porque se habían contado muchas mentiras al contratarlo», respondió al Ministerio Público.

La otra acusada, por el contrario, se declaró inocente. Mantuvo que había sido toda la vida «una trabajadora de la hostelería» y que, por circunstancias de la vida, «acabó ejerciendo la prostitución y con una fuerte adicción a la cocaína». En su interrogatorio dio una versión distinta a la aportada en otras ocasiones y dijo que solo vio el cadáver de la víctima en el coche de Rafael G. E. «No conté la verdad a la policía porque él me amenazó, dijo que si hablaba la próxima sería yo. Yo le tenía pánico», afirmó la mujer, quien negó su participación en la muerte.

La versión de la Fiscalía

La fiscal, sin embargo, considera a la mujer autora material del crimen y al hombre, colaborador. Cree que la acusada estranguló con el cable de una plancha a la víctima mientras los tres estaban en un coche y pide para ella 24 años de cárcel por asesinato y robo —le quitaron a la víctima unos teléfonos móviles y anillos que llevaba puestos—.

Asimismo, la Fiscalía Provincial considera que el hombre condujo el vehículo mientras se producía el estrangulamiento, intentando impedir así que la víctima pudiera escapar. Para él solicita 30 años por los mismos delitos, pero con la agravante de reincidencia en el crimen.

Cabe recordar que el acusado y la mujer fallecida se conocieron mientras el primero cumplía condena en la cárcel de Santander. A finales de los 90, Rafael G. E. cosió a puñaladas a José Rajel Ruiz, un hostelero jubilado de 65 años en el camí l’Horta de Castelló. Hoy prosigue el juicio con el testimonio de testigos y peritos.