«Me muero, me muero», era lo único que articulaba la mujer acuchillada en Massamagrell, tras ser atacada a traición por su expareja en plena calle, cuando era trasladada en el vehículo patrulla de la Guardia Civil, conducido por un agente de la ARS (Agrupación Reserva y Seguridad) mientras un cabo le taponaba la herida en el abdomen —la más grave de las once que presentaba— con un trapo para que no se desangrara. «Con una mano le apretaba la herida y con la otra le cogía la mano para tranquilizarla diciéndole que todo iba a salir bien, que estaba con la Guardia Civil», relató ayer el cabo Damián Salido.

Gracias al rápido traslado de la víctima, de 53 años, al centro de salud por parte de estos dos guardias civiles, quienes no se lo pensaron dos veces al valorar que en el tiempo que iban a tardar los servicios médicos de emergencia en llegar, la mujer habría muerto en el lugar, hoy esta víctima de la violencia machista puede contarlo. Pero no fueron los únicos héroes que frustraron el crimen. Dos vecinos y un compañero de trabajo salieron en defensa de la mujer y tras golpear a su agresor con todo lo que tenían a mano —una llave metálica de coche e incluso escobas— lograron que éste cesara de asestarle machetazos. Posteriormente dos agentes de la Policía Local de Massamagrell lograron reducirlo tras apuntarle para que soltara el arma, un cuchillo tipo machete.

«Iba a ejecutarla, los verdaderos héroes son los vecinos que se enfrentaron al agresor pese a que éste iba armado, poniendo en riesgo sus vidas», destaca Salido, quien junto a su compañero, Francisco Rodríguez, evacuaron en apenas un minuto o dos a la mujer hasta el centro de salud. «Nos dijeron que los servicios de urgencia se iban a demorar unos 15 o 20 minutos y viendo que esta persona tenía muy pocas probabilidades de sobrevivir decidimos acercarla al servicio médico más próximo», aclara el cabo de la Guardia Civil. Una vez allí y después de que los sanitarios la estabilizaran una ambulancia del SAMU la trasladó al Hospital Clínico y los agentes iban con el coche abriéndoles paso para no perder ni un solo segundo.

«Sentíamos que se nos iba y tratábamos de tranquilizarla, de que siguiera consciente en todo momento», asegura Salido, quien le taponó la herida por donde más sangre perdía, a la altura del abdomen, con un trapo blanco que tenía para limpiar la pistola.

«La imagen era dantesca, si no llegan a aparecer los testigos que la ayudaron, la remata allí», apunta el cabo del ARS. De hecho, el detenido, un exmilitar y abogado residente en Turís, portaba otra arma en el coche —una katana— y unos prismáticos con los que había estado vigilando los movimientos de su víctima.

Salido confiesa que en sus cerca de 27 años de servicio no se había visto tan afectado como por este caso, y eso que al proceder de la unidad de Tráfico, ha tenido que presenciar por desgracia la muerte de menores de edad en accidentes de tráfico.

La médico del SAMU de Sagunt que atendió a la víctima ha enviado una carta a la comandancia de la Guardia Civil de valencia para destacar y agradecer la acción de estos dos guardias que «con su acertada actuación y rápido traslado de la víctima al centro de salud, evitaron el desangrado de la misma y su fallecimiento debido a la gravedad de las heridas recibidas». De hecho, la mujer ya está fuera de peligro y le han retirado la respiración asistida.