Detenido por presunta corrupción el jefe de la oficina de extranjería de Castelló. El máximo responsable de la sede, de unos 60 años, ha sido arrestado por la Policía Nacional por supuestos delitos de cohecho en el marco de una operación con más detenidos, externos a la oficina, según adelantó el periódico Mediterráneo.

La investigación del funcionario de cuerpos generales, con una larga trayectoria en Castelló se ha llevado con bastante secretismo por parte de Asuntos Internos. Agentes de Madrid se trasladaron a Castelló para el seguimiento del caso.

Tras numerosas sospechas e indagaciones, su detención se hizo efectiva el pasado miércoles, pero no fue hasta el viernes cuando pasó a disposición judicial. Lo hizo en el Juzgado de Instrucción 1 de Castelló, que lo dejó en libertad con cargos tras comparecer ante el juez. La investigación pretende esclarecer si el funcionario público, en ejercicio de su cargo, solicitó o aceptó una retribución económica o regalo para realizar u omitir un acto dentro de su competencia.

La oficina de extranjería de Castelló tramita, entre otras cosas, las tarjetas de residencia, una vez obtenida la pertinente resolución de la Subdelegación del Gobierno. También llevan a cabo certificados comunitarios, prórrogas de estancia por estudios, investigación o formación o desplazamientos temporales de menores extranjeros, como consta en la página web de la institución.

Las citas para los diferentes trámites de tarjetas de residencia siempre han tenido una elevada demanda y largos tiempos de espera. En el actual contexto de pandemia, la situación no ha hecho más que empeorar y lograr una cita es cada vez más complicado. Tanto es así que comenzaron a aflorar en internet los anuncios en los que se vendían citas.

Por ejemplo, en Wallapop, se registraron anuncios velados para este fin. La falta de recursos de las oficinas de todo el país hizo casi imposible conseguir número para obtener o renovar permisos de residencia para inmigrantes durante los peores meses de la pandemia, por lo que los turnos se revendían por 100 o 200 euros.