Una brutalidad extrema contra los menores. Eso es lo que se desprende de los informes de autopsia explicados esta mañana por los médicos forenses en la quinta sesión del juicio por el asesinato de Ixchel, de cinco meses, y su hermano Amiel, de tres años y medio, en la madrugada del 14 de marzo de 2019. Los especialistas ven compatible las contusiones que presentaban ambos menores con el hecho de haber sido golpeados contra el borde de la piscina. El niño tenía lesiones como si hubiera caído desde un quinto piso, ha aclarado uno de los forenses, dando muestras de la gravedad de las lesiones que presentaba en el cráneo.

Asimismo, han descartado que los golpes fueran causados con una azada o un objeto similar. De igual modo ninguno de los menores tenía lesiones compatibles con una asfixia. Esto descarta la versión que dio en un primer momento la madre de los niños al psiquiatra que la exploró en el hospital tras su detención. Según dijo, había asfixiado a los niños con una almohada porque “Dios se lo había ordenado”. Ello demuestra que era parte de su fantasía producto de la esquizofrenia paranoide que padece, y siembra la duda en si fue ella o el padre de los niños, que se enfrenta a 50 años de prisión, el autor material de las muertes.

Según han detallado los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de València que realizaron las autopsias a los cadáveres de los pequeños, ambos murieron como consecuencia de la destrucción de órganos neurológicos vitales tras sufrir traumatismos craneales al ser golpeados contra una superficie dura y rugosa, como el borde de la piscina en el que fueron halladas las manchas de sangre.

No obstante, los forenses señalan que es imposible determinar si en las muertes participó más de un autor y aclaran que “una persona adulta se basta y se sobra para cometer estos hechos”. Asimismo, aprecian lesiones en el hermano mayor compatibles con signos de haber sido arrastrado.

En el caso de Amiel, los forenses señalan que casi con toda seguridad el menor perdió el conocimiento con el primer golpe. Además indican que la reiteración de golpes fueron provocados en un breve espacio de tiempo, aunque los forenses indican que el niño tardó en morir entre cinco y diez minutos, según refleja el examen histopatológico. En el caso de la bebé, la muerte fue instantánea, han concretado los peritos.  

Dados los tremendos destrozos que presentaba el cráneo de Amiel, los forenses han explicado que es llamativo que no presentara lesiones cutáneas, por lo que apuntan que los golpes fueron producidos probablemente tras envolver el rostro en una sábana o una prenda de ropa.