El cadáver de Olivia Gimeno Zimmermann fue encontrado durante este jueves en el fondo marino frente a las costas de Santa Cruz de TenerifeCuarenta y cuatro días después de que Olivia y Anna no fueran entregadas por su padre, Tomás Gimeno, a su madre, Beatriz Zimmermann, el caso de la desaparición de las niñas tinerfeñas toma un giro trágico, que empieza a confirmar la peor de las hipótesis posibles sobre lo que le ocurrió a las niñas. Anoche, fuentes cercanas a la investigación de la Guardia Civil y el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) negaron que los cuerpos de Anna y de Tomás hubieran sido localizados, pero sí confirmaron que las pequeñas podrían haber sido drogadas por el progenitor, ya que en los registros de la vivienda se encontraron blísters de pastillas encima de una mesa, según informa Luis Rendueles.

La última tecnología científica que porta el buque oceanográfico Ángeles Alvariño está logrando lo que parecía una misión casi imposible: contribuir a esclarecer este complejo caso en su primera campaña para intentar buscar a personas bajo el mar, gracias a su efectiva colaboración con los investigadores de la Guardia Civil, que ha aportado la información clave para la localización de pruebas. Una vez más, la ciencia al servicio de la Justicia.

La noticia de la aparición de una de las pequeñas fue confirmada poco después de las 19:10 horas por parte de la Delegación del Gobierno en Canarias en un tono muy prudente. “Hoy ha sido hallado un cuerpo sin vida, aparentemente de una menor, en la zona de búsqueda de las niñas desaparecidas en Tenerife”, indicaba la citada institución. La localización del cuerpo fue comunicada a la madre y a los familiares del progenitor.

El cuerpo sin vida de Olivia apareció en el interior de una bolsa de deportes, que estaba amarrada a un ancla. Se trata de la misma pieza de anclaje que le faltaba a la embarcación de Gimeno. Junto a ese bolso apareció otro de similares características, pero vacío. La localización se produjo en horas de mediodía. El cadáver de la menor fue trasladado a tierra sobre las 18:00 horas y, de forma inmediata, se llevó a las dependencias del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife. En torno a las 20:30 horas, la magistrada titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de Güímar practicó el levantamiento del cuerpo de la niña de seis años. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias explicó que el cadáver, “a falta de pruebas médico forenses más determinantes, podría corresponder, prácticamente con toda seguridad, a Olivia G., la menor desaparecida junto a su hermana de un año, Anna, y su padre”.

La Policía y la Guardia Civil en el puerto de Tenerife tras el hallazgo del cadáver.

La localización de Olivia en el interior de una bolsa de deportes plantea un escenario que, en principio y a falta de nuevos hallazgos claves en la investigación, es muy diferente al de la fuga en una embarcación hacia otro país con las dos menores para cuidarlas de forma adecuada, como hasta ahora ha defendido Beatriz Zimmermann y su entorno.

Los investigadores de la Guardia Civil han hecho un minucioso trabajo para intentar esclarecer lo que ocurrió. Además de llevar a cabo numerosas gestiones, análisis de telecomunicaciones, registros y comprobaciones diferentes, también han tenido que valorar o descartar todos los planteamientos realizados por amigos o conocidos de Tomás Gimeno, muchos con la intención de ayudar. Cada paso se ha dado con el máximo cuidado y no se han escatimado recursos humanos y materiales para detectar indicios o pruebas sobre el paradero del padre y las dos pequeñas.

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción del partido de Güímar que lleva el caso dictó contra Tomás Gimeno una orden internacional de búsqueda y captura, que, hasta hoy, continúa en vigor.

En la vivienda y la finca propiedad de Tomás Gimeno en la localidad de Igueste de Candelaria se han realizado, en total, cinco registros e inspecciones de diferentes características. Desde la entrada efectuada en la mañana del 28 de abril para saber si las personas se hallaban en el domicilio hasta las realizadas con posterioridad por parte del Laboratorio de Criminalística, la Policía Judicial o los perros especializados en hallar restos biológicos humanos llegados desde Madrid, ese análisis permitió elegir unas opciones y descartar otras.

En cualquier caso, los investigadores siempre otorgaron prioridad a la posibilidad de que las tres personas podían estar en el mar, tras el asesinato de las dos niñas y el suicidio de su progenitor. El criminólogo tinerfeño Félix Ríos manifestó ayer, pocas horas antes de que se divulgara la localización del cadáver, que ningún hombre que protagoniza un secuestro parental se dedica a llamar a la exmujer, a familiares y a amigos para despedirse. En estos momentos, todas las miradas siguen puestas en el fondo del oceáno por si aparecen los cadáveres de Tomás y su hija menor, de un año. El rastreo continúa, las 24 horas del día, gracias a los tres turnos establecidos en el barco Ángeles Alvariño.