Héctor C. P., el joven de 30 años muerto en la mañana del sábado tras recibir una cuchillada mortal cuando supuestamente iba a quemar la casa de su presunto homicida, Jesús A. B., en Torrella (la Costera), llevaba meses de enfrentamiento con este, al igual que el resto de propietarios de las casas próximas, que el ahora acusado de homicidio doloso saqueaba al parecer, constantemente, según acreditan la sucesión de denuncias en su contra, presentadas en el cuartel de Canals, y que derivaron en un largo historial de delitos de robo y de hurto. «Igual se llevaba una bombona llena dejándote otra vacía, que comida, garrafas de aceite, de gasolina, una motoazada o lo que en cada momento le diese la gana. Muchos dejábamos ya la puerta abierta para que por lo menos no la rompiera», explicó ayer un vecino a Levante-EMV.

Jordan S., a su llegada a los juzgados de Xàtiva. | PERALES IBORRA

Y no solo eso. En marzo de 2020, apenas unos días antes de que el país entero fuera confinado y sometido a un estado de alarma por la crisis sanitaria. Jesús A. B. habría quemado la casa que Héctor se había comprado recientemente en esa partida rural próxima a Xàtiva. La jueza trata ahora de aclarar si, como parece, aquel ataque es el origen del conflicto por el que Héctor y un amigo suyo trataron de prenderle fuego a la vivienda de Jesús a la siete de la mañana del pasado sábado.

Así lo ha asegurado el presunto cómplice de Héctor, Jordan S., a quien la jueza envió a prisión a última hora de la mañana de ayer, acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa, por haber rociado con gasolina la puerta y la fachada de la vivienda de Jesús con la supuesta intención de prenderle fuego.

Lanza casera de metro y medio

La magistrada también envió a prisión , ya por la tarde, a Jesús A. B., de 47 años, por un delito de homicidio doloso, tras matar de una certera cuchillada a Héctor. Según su testimonio, se despertó y olió a gasolina, y al asomarse vio a los dos hombres rociando la puerta, por lo que cogió una especie de lanza casera que tenía en la vivienda, fabricada con un tubo metálico de metro y medio de longitud en uno de cuyos extremos había atado un cuchillo cebollero de 20 centímetros de hoja, y lanzó un envite a través de la ventana, alcanzando precisamente al joven con el que tenía un conflicto y no a su acompañante, pese a que aseguró haber realizado la lanzada a ciegas.

Además, Jordan S. asegura que Jesús en ningún momento gritó, haciendo notar su presencia en el interior. De hecho, asevera que desconocían que estaba dentro y que su intención no era matarle, sino quemar la casa.

La lanza fue entregado por el propio autor de la cuchillada a la Guardia Civil, y en ese momento desconocía que su víctima había muerto a solo cien metros de su casa, cuando cayó fulminado mientras huía.