«El Messi del Work», así se autodenominaba ‘El Faku’, el joven uruguayo residente en València detenido hace unas semanas en Jaén como presunto cabecilla de una organización que extorsionaba a los usuarios de páginas de contactos sexuales, como informó en exclusiva Levante-EMV, en redes sociales en referencia al modus operandi de esta red que obligaba mediante amenazas de muerte amedrentar a sus víctimas para que realizaran pagos por unos servicios sexuales que nunca habían recibido en concepto de costes por citas a las que no habían acudido, tiempo que habían perdido las supuestas meretrices y por no contar nada de ello a sus familiares.

Además, Facundo, alias ‘El Faku’, muy activo en redes sociales con vídeos en los que incluso aparece efectuando disparos desde un vehículo en marcha, se jactaba de ganar más de 50.000 euros al mes con sus negocios delictivos. «Soy un criminal», reconocía sin tapujos el joven en Instagram.

El Faku, presunto cabecilla de la red.

El Faku, presunto cabecilla de la red. LEVANTE-EMV

Finalmente, la operación de la Policía Nacional, que adelantó este periódico la semana pasada con ocho detenidos y varios registros en València, Torrent y Xirivella, se ha saldado con once detenciones —ocho en la provincia valenciana y tres en Jaén—. La llamada Operación Girasol es la culminación de una investigación de dos años que empezó con la operación «Mijail» donde ya fueron detenidas otras 57 personas que delinquían utilizando este mismo método, muy en auge estos últimos años.

Los miembros de esta organización están acusados de extorsionar a usuarios de webs de contactos sexuales. Entre los detenidos figuran varias personas que actuaban como ‘mulas’, quienes se llevaban pequeñas cantidades de dinero por dar sus números de cuenta bancaria donde las víctimas realizaban los ingresos de la extorsión.

Las cantidades que pagaban oscilan entre los 100 y los 80.000 euros. El método delictivo conocido como ‘Work’ consistía en publicar anuncios en páginas de contactos sexuales y almacenar los números de teléfonos de los interesados en los servicios.

Imágenes intimidatorias

Días después enviaban un mensaje a sus víctimas asegurando ser el jefe de una de las casas de citas anunciadas, donde les reprochaban no haber acudido a un encuentro y por ello les exigían el pago por el tiempo perdido. Para conseguir que aceptasen los pagos amenazaban a los perjudicados y les enviaban imágenes intimidatorias, según han indicado fuentes policiales.

Para generar más respeto y miedo entre sus víctimas los presuntos extorsionadores usaban imágenes de ‘tipos duros de Europa del Este’ en sus perfiles de Whatsapp. Pero en realidad ni había prostitutas ni matones que irían a saldar cuentas con la familia del extorsionado. De ahí que el negocio fuera redondo ya que todo el que accedía al pago los beneficios iban a parar a los cabecillas sin esfuerzo alguno y sin mancharse las manos. A las ‘mulas’ que daban sus cuentas, con pocos recursos, apenas les pagaban entre 50 y cien euros.