Lina, la amiga que la noche del viernes al sábado estaba con Samuel Luiz Muñiz, cuando fue agredido hasta la muerte en la confluencia del paseo marítimo con la avenida de Buenos Aires, relató cómo se desarrollaron los hechos. Asegura que ni ella ni Samuel conocían a los agresores, aunque, buscándolos después en redes sociales con sus amigos, supieron que eran de A Coruña.

Ellos habían salido de fiesta y, sobre las tres de la mañana, hicieron una videollamada “a una amiga”. Entonces, un chico, que iba acompañado de una joven, que estaba por la zona, pensó que los estaban filmando a ellos y les gritó que parasen de grabarlos. Lina y Samuel les explicaron que la videollamada no tenía nada que ver con ellos, pero lo que podría acabar en un malentendido no lo hizo.

“Dirigiéndose a Samuel volvió a decir: ‘Para de grabarnos si no quieres que te mate, maricón”, recuerda Lina que lo amenazó el otro chico. Entonces, Samuel le contestó: “Maricón, ¿de qué?”. Y a partir de ahí se desencadenó la agresión.

El joven se fue corriendo hacia Samuel y empezó a “empujarlo” y a pegarle hasta dejarlo en el suelo. Fue entonces cuando un “chico negro” que pasaba por allí se metió en la pelea y consiguió rescatar a la víctima de los golpes de su agresor. “Yo entonces ya estaba más tranquila y Samuel me dijo sus últimas palabras, que mirara a ver si estaba el móvil por ahí”, rememora Lina.

Ella se fue para ver si encontraba el teléfono de su amigo, tal y como él le había pedido, porque pensó que se le había caído durante la reyerta. Sin embargo, Lina no lo encontró, así que decidió volver para decírselo.

Cuando se giró, Lina recuerda que “había un montón de gente corriendo” hacia donde se había quedado Samuel. Así que, empezó a pedir auxilio a gritos y a pedirles a los que estaban agrediendo a su amigo que parasen porque lo iban a matar. Pedía ayuda, a pesar de que ya no veía a Samuel entre la “manada” de personas que se arremolinaron para pegarle.

Los agresores —unas siete personas, entre ellas, el chico que le había atacado minutos antes— no le hicieron caso y dieron una paliza a Samuel hasta dejarlo moribundo. Lina recuerda que había gente en la calle, pero que, ante una agresión tan brutal, tenían miedo de meterse y de que les pasase a ellos lo mismo que al joven de Meicende. Cuando por fin pudo alcanzar a Samuel, lo encontró “inconsciente”. Entonces, un hombre la ayudó a ponerle de lado y le sujetó la cabeza hasta que llegaron los sanitarios y los agentes de la Policía Local. Ella se encargó de evitar que se ahogase con la lengua.

A partir de ahí, lo que ya se sabe. Los sanitarios intentaron reanimarlo durante dos horas, pero nada pudieron hacer por salvarle la vida a este joven trabajador del centro de mayores de Padre Rubinos, donde ayer le recordaron con un minuto de silencio.

“Yo creo que el chico ya quería pelea y como vio que nosotros estábamos con un móvil, nos dijo algo. No es normal que por esa tontería se llegue a la situación de matarlo”, comenta Lina, que considera que el crimen en el que un grupo de siete personas le arrebató la vida a Samuel es un caso de homofobia ya que no solo en el primer encontronazo —el de la videollamada del móvil— el agresor le llamó “maricón” sino que cuando volvió acompañado de otras seis personas, escuchó que le decían “maricón de mierda” mientras le pegaban.

La Policía Nacional no confirma ni desmiente que el crimen pueda ser calificado como homófobo ya que el caso está abierto todavía y las diligencias se han declarado secretas. Los amigos y amigas de Samuel defienden que fue un crimen homófobo y, para que no vuelva a ocurrir, han iniciado una campaña en la que piden justicia. Sobre por qué sabían los agresores que Samuel era homosexual si no se conocían de antes, sus amigos tienen claro que fue por “estereotipos”.

El padre de Samuel: “Que los padres vayan con sus hijos a comisaría y que asuman las consecuencias”

El padre de Samuel Luiz, Maxsoud Luiz, habló ayer en el programa Espejo Público, sobre el crimen de su hijo, del que dijo que era “maravilloso”, que “nunca dio problemas” y que era “querido por todos”, tanto en su trabajo en la Institución Benéfica Padre Rubinos como en el instituto. Maxsoud Luiz, en honor a su hijo, que “siempre ayudó a la gente” y que fue formado como sanitario de la Cruz Roja, pidió que sea recordado como un joven sanitario, trabajador, bondadoso, solidario y bueno y aseguró que el mejor homenaje que se le puede hacer es una donación de alimentos a la entidad. Luiz confesó que, a los padres de los jóvenes que participaron en la agresión mortal a Samuel, les pediría que “vayan con sus hijos a la comisaría y que digan que su hijo participó” en la paliza para que declaren ante la Policía y que “asuman las consecuencias” de sus actos. Agradeció a los amigos de Samuel por haber estado a su lado en estos momentos tan difíciles y también a los sanitarios del 061 y del hospital por su labor al atender al joven. Los amigos de la víctima iniciaron una campaña en redes sociales en la que piden Justicia para Samuel basándose en que fue un crimen homófobo, aunque Maxsoud Luiz ha dicho que, aunque respeta la iniciativa, no quiere que su hijo se convierta en un símbolo de nada.