Dos años de cárcel, cuatro más de libertad vigilada y 5.000 euros de indemnización (ya abonados por parte del acusado) es la condena impuesta por la Sección Primera de la Audiencia Provincial a un joven de la Vall d’Uixó, en Castellón, por un delito de abusos sexuales a una menor. El procesado, que tenía 18 años cuando sucedieron los hechos, tuvo sexo con una niña de 13. El tribunal considera probado en la sentencia a la que ha tenido acceso El Periódico Mediterráneo que en abril del 2017 víctima y sentenciado estaban junto a otras dos personas en una casa. Jugaron a un videojuego y posteriormente el procesado tuvo intención de mantener relaciones con la víctima

Según detalla la sentencia, comenzó a jugar con ella con esos propósitos, quitándole el móvil a la chica y metiéndoselo dentro de sus pantalón, diciéndole que si lo quería recuperar ya sabía dónde estaba, al tiempo que se dirigía hacia otra de las habitaciones de la casa hasta donde le siguió la niña.

 "Una vez dentro, tras cerrar la puerta y apagar la luz, el acusado la tumbó en la cama y tras desnudarse y hacer lo mismo con ella, abusó de la menor sin que esta opusiese resistencia, gritase o pidiese auxilio al encontrarse completamente bloqueada y paralizada por la situación", reza el documento judicial de la Audiencia.

Aunque el Ministerio Público solicitaba inicialmente ocho años de prisión por agresión, al concluir el juicio decidió dejar su petición en cuatro, calificando los hechos como abusos al considerar el fiscal que las relaciones íntimas fueron consentidas. «No hay ni un solo signo de agresión ni ningún grito por parte de la víctima», dijo el fiscal en su informe final. 

La chica, que declaró tras un parabán, asegura que siguió al procesado hasta una habitación, donde él «puso el pestillo y empezó a quitarse la ropa». «Me desnudó y se puso encima de mí. Me quedé totalmente bloqueada. Eso hay que vivirlo para saber lo que es», relató la adolescente.

Él alegó que fue consentido

Por su parte, el acusado negó tajantemente haber actuado en contra de la voluntad de la menor. Afirmó que días antes del encuentro ya habían hablado por WhatsApp de mantener relaciones íntimas y dijo sentirse «como si me hubieran puesto una trampa». «Fue totalmente consentido, ella quería. Me están tachando de violador y yo la traté super bien. Yo no sabía que tenía 13 años porque ella aparenta mucho más y me dijo que tenía más edad», contó el joven.

Aunque en el juicio declararon los otros dos jóvenes, no arrojaron información relevante. Tampoco vio nada extraño la hermana del procesado, que estaba en la casa y aseguró que vio despedirse al acusado y a la víctima con un beso.