Una fiesta de cumpleaños en el barrio de la Coma de Paterna, donde una pequeña celebraba sus siete primaveras acompañada de todo el clan familiar, derivó en un enfrentamiento entre los padres de la niña, una agresión machista y finalmente un asesinato. La víctima, y a la vez agresor machista —propinó patadas y puñetazos a su pareja y la arrastró cogida del pelo por las vías del tren—, falleció tras recibir una puñalada en el abdomen. El autor del crimen, que apenas acababa de cumplir quince años cuando ocurrieron los hechos en septiembre de 2019, ha confesado haberle asestado la herida mortal al marido de su prima tras salir en defensa de ésta y ha aceptado una medida de cuatro años de internamiento en régimen cerrado y tres más de libertad vigilada por un delito de asesinato.

El padre del menor condenado, quien también fue detenido por estos hechos, será juzgado por un jurado popular por presuntamente sujetar e inmovilizar a la víctima, de 28 años, para que no pudiera defenderse mientras su hijo le asestaba la certera cuchillada en el lado izquierdo del abdomen que le provocó una hemorragia masiva y, a la postre, la muerte por insuficiencia cardiaca aguda, según la autopsia.

Los hechos ocurrieron la noche del 21 de septiembre de 2019 en la plaza de La Yesa del barrio de la Coma, en Paterna. Francisco se encontraba celebrando el cumpleaños de su hija junto a familiares y amigos hasta que a las ocho de la tarde, dando por concluida la celebración infantil, un grupo más reducido de personas siguieron de fiesta dentro del domicilio.

En un momento dado, y pasadas ya las once de la noche, el fallecido, que estaba visiblemente ebrio tras haber estado bebiendo whisky, dijo que se iba con el coche a seguir la fiesta de bar en bar. Su esposa y madre de la cumpleañera le cortó el paso, preocupada por su seguridad, y le dijo que de allí no se marchara porque no estaba en condiciones de conducir.

No obstante, su marido respondió de forma violenta para apartarla, propinándole una torta en la cara. Todo ello ante la presencia de sus familiares, entre ellos el menor de quince años ahora condenado, primo de la mujer.

Saray no se iba a dar por vencida y cogió un cuchillo de cocina, de veinte centímetros de hoja, con el que bajó a la calle y rajó el neumático de la rueda trasera izquierda del vehículo de su marido. Esto todavía enfureció más a su agresor, quien le lanzó la botella de whisky y comenzó a propinarle patadas y puñetazos por todo el cuerpo, según figura en los hechos probados en la sentencia del Juzgado de Menores número cuatro de València. Asimismo, zarandeó a su esposa y la arrastró cogiéndola del pelo por las vías del tren.

Varios de los presentes lograron apartar a la víctima —la mujer— mientras otros sujetaban a su agresor. Uno de ellos fue el menor ahora condenado. Juan confiesa que le propinó un puñetazo para defender a su prima, y que éste se lo devolvió, iniciándose una pelea entre ambos.

El enfrentamiento, al que se sumó también el padre del menor, se trasladó a la plaza Benicarló, donde finalmente tendría lugar el acuchillamiento. Según ha quedado probado, mientras una persona mayor de edad —un jurado popular deberá determinar si era su padre— sujetaba por los brazos a Francisco, «de manera que no podía moverse ni defenderse, y con la finalidad de acabar con su vida, el menor le asestó una puñalada en el lado izquierdo del abdomen, que le ocasionó la muerte».

Detenidos año y medio después del crimen en Madrid

Tras las investigaciones del grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia, padre e hijo, que huyeron tras lo ocurrido, fueron detenidos en el barrio madrileño de Vallecas el pasado mes de febrero, un año y medio después del crimen. El menor ya ha sido juzgado y, tras el acuerdo de conformidad alcanzado entre las partes, se le impone una medida de cuatro años de internamiento en régimen cerrado y tres años más de libertad vigilada.

En lo que no hubo conformidad alguna fue en las indemnizaciones en concepto de daño moral a la viuda, hijos, padres y hermanos del fallecido. El juzgado de Menores obliga al menor, que ahora tiene 17 años, y solidariamente a sus legales representantes, a pagar 95.000 euros a la viuda del fallecido y a cada uno de sus dos hijos Así como 80.000 euros para cada uno de sus progenitores y 22.000 euros para cada uno de sus tres hermanos. En total, cerca de medio millón de euros en concepto de responsabilidad civil por la muerte de un hombre que estaba propinándole una paliza a su esposa.