Un hombre de 53 años y con una enfermedad mental diagnosticada desde hace décadas mató ayer a su madre, de 80 años, e hirió a su padre, de 83, en el domicilio familiar, ubicado en el número 42 de la calle Pintor Sorolla de Moncada. El ataque, cuyo detonante final no ha trascendido, se produjo en el garaje de la vivienda unifamiliar, cuando el ahora detenido se disponía a salir con sus padres en el coche. Tras el violento incidente, su presunto autor, Emilio, ingirió una importante cantidad de fármacos, se subió a la azotea de la casa y se tendió en el suelo, supuestamente con la intención de quitarse la vida.

Ha sido uno de los hermanos de Emilio quien, alertado por este, llamó al 112 pasadas las 12.15 horas de ayer para pedir ayuda urgente. Emergencias desplazó al lugar a la Guardia Civil, a la Policía Local y dos ambulancias del SAMU.

Los primeros agentes en llegar, del puesto del instituto armado en Moncada, encontraron a la madre, Concha, de 80 años, muerta en el garaje de la vivienda. Junto a su cuerpo estaba tendido su marido, Silvestre, de 83 años, con heridas en el cuello.

Mientras un agente se quedaba con el herido, taponándole la herida, y urgía la llegada de los servicios sanitarios para atender al hombre, otros guardias iniciaron la búsqueda del presunto parricida, a quien tardaron unos minutos en localizar. En un primer momento, al revisar el domicilio para asegurarlo y no encontrar a Emilio, llegaron a creer que había escapado.

Sin embargo, a los pocos minutos lo encontraron, prácticamente inconsciente, tumbado en la azotea. Su estado, provocado por la ingesta de fármacos, obligó a intervenir a los bomberos del Consorcio Provincial, que tuvieron que desplegar una escalera de altura e inmovilizarlo en una camilla para poder descenderlo desde la azotea a la calle.

Antes de eso, ya había sido atendido por los servicios sanitarios, que se ocuparon de evacuarlo a un hospital de València, donde permanece ingresado hasta que los médicos decidan que está en condiciones de ser llevado ante el juez de Instrucción número 4, que ha asumido el caso al estar en funciones de guardia.

Mientras, agentes del Equipo de Policía Judicial de Moncada, que están instruyendo el atestado, y especialistas del Laboratorio de Criminalística desplazados desde València, iniciaron la inspección de la casa. Los agentes han intervenido numerosos cuchillos y cúteres —Emilio tenía entre sus hobbies las manualidades, que realizaba en el garaje— para determinar cuál de ellas utilizó en el ataque a sus padres.

El cuerpo sin vida de Concha fue levantado al filo de las tres de la tarde por orden del juez, una vez que la forense examinó el cuerpo y determinó, a falta de la autopsia que se le practicará en el Instituto de Medicina Legal (IML) de València, que la muerte se la ocasionó una única herida profunda en el cuello que le provocó una hemorragia letal.

De momento, y hasta que no declaren el detenido y su padre, se desconoce si hubo alguna discusión previa que desencadenara el ataque o si este guarda relación con un posible brote de la enfermedad que padece Emilio.

Ni denuncias ni conflictos

Todos los vecinos con quien se entrevistaron ayer los investigadores coincidieron en describir a Emilio como un hombre tranquilo, amable y que se ocupaba de sus padres. De hecho, no hay denunciar de conflictos previos. Ni siquiera intervenciones policiales en la vivienda, ni a requerimiento de los padres, ni de los otros hijos del matrimonio, ni de los vecinos. Es más, ninguno de ellos escuchó ayer ni gritos ni golpes en el momento de producirse el parricidio, posiblemente porque el garaje estaba cerrado y, además, da a un solar. Por esa razón, será fundamental el testimonio tanto del arrestado como de su progenitor.