La Guardia Civil ha detenido a uno de los narcotraficantes más importantes que trabajaba en las costas de Cádiz y Huelva conocido como 'El Carpintero', de forma que ha desmantelado su organización y ha detenido a 42 integrantes.

Según relata la Benemérita en una nota de prensa, se han intervenido embarcaciones, 52.000 euros en efectivo, así como un revolver detonador.

La operación se inició en agosto cuando se incautaron de 1.740 kilos de Chipiona (Cádiz). La organización desmantelada estaba dirigida por un famoso narcotraficante, 'El Carpintero', que operaba en la zona cercana al río Guadalquivir desde Chipiona a las costas de Huelva. Junto a él, en la cúpula de la red estaba su lugarteniente, conocido como 'El coquina de oro'. En otro nivel se encontraba el intermediario con las organizaciones marroquíes, el jefe de tierra, el jefe de mar, el encargado de la seguridad, mecánico de embarcaciones, proveedor de combustible, incluso tenían un vigilante de un puerto de Cádiz que pasaba información a la organización.

Tras una laboriosa investigación en la que los agente conocieron todo el entramado de la organización, se solicitó al juzgado 28 registros en las localidades gaditanas de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Jerez de la Frontera y El Puerto de Santa María. En los mismos se encontró dinero en efectivo, documentación, estupefacientes, material electrónico e informático, así como abundante documentación.

En un pequeño astillero registrado, uno de los ahora detenidos estaba preparando una embarcación de fibra, colocándole unos falsos flotadores, para ocultar en su interior el hachís y, al no verse la droga desde el aire, pasar desapercibida a los medios aéreos.

Posteriormente, se localizó al cabecilla en Sanlúcar de Barrameda, donde permanecía oculto. Según conocieron los investigadores, este hombre habría estado fuera de la localidad, a la que habría vuelto hacía unos días. Durante el tiempo que permaneció oculto habría tomado fuertes medidas de seguridad como no salir de la casa, viajar en el maletero de coches, así como hacer uso de gafas y gorras para no ser identificado.

Una vez que los agentes conocieron su paradero se organizó un dispositivo para su detención, en el que participaron entorno a 50 guardias civiles.