La Audiencia de Alicante ha juzgado esta semana un nuevo caso de agresión sexual sufrida por una menor de edad, en la que el acusado era un chico que la víctima había conocido por la red social Instagram. Un joven de 21 años se enfrenta a 13 años de cárcel tras ser denunciado por agredir sexualmente a una menor a la que había accedido a través de la citada red.

Tras el juicio, la Fiscalía ha mantenido la pena de prisión que le reclamaba, al dar total credibilidad al relato de la víctima. Los hechos ocurrieron el 2 de enero de 2018, durante una cita que la menor tuvo con el acusado y con unas amigas. Una cita que, según denunció la chica, acabó en los baños de un centro comercial de Alicante, donde el joven intentó penetrarla pese a la negativa verbalizada por ella.

El acusado ha negado los hechos y sostiene que era la menor la que quería mantener relaciones con él, algo a lo que éste se negaba porque ambos tenían pareja. El procesado aseguró que no conocía la edad de la víctima y que siempre pensó que era mayor de edad, porque era corpulenta y solía ir con personas mayores que ella. Según su versión, en los baños del local empezaron a tener relaciones pero ella le dijo que parara, al pensar en las consecuencias de lo que estaban haciendo y en la relación con su novio.

La Fiscalía valida el testimonio de la menor, que se ratificó punto por punto en la denuncia presentada en su día. El Ministerio Público considera que el procesado era pleno conocedor de cuál era la edad de la víctima y que era él quien quiso forzarla a mantener relaciones sexuales. La joven está personada como acusación particular que ejerce el letrado Alberto Lledó.

No es el único juicio que ha celebrado la Audiencia en el que las víctimas eran menores que habían conocido a sus presuntos agresores en Instagram. La misma sala sentó en el banquillo a un hombre de 30 años que mantenía conversaciones sobre sexo con otra joven de 15 años a través de mensajes en Instagram y a la que conoció en el año 2017. Según el escrito de acusación de la Fiscalía, a partir de septiembre de 2018, empezaron a quedar en persona y mantener relaciones sexuales completas, algunas de las cuales eran grabadas en el teléfono móvil. Aunque la Fiscalía entiende que las relaciones eran consentidas, el hecho de que la joven fuera menor de edad y que padecía un trastorno de personalidad, le hace considerar que la víctima se encontraba en una situación de especial vulnerabilidad.