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Acaip acusará de intento de homicidio al recluso que trató de degollar a un funcionario

El ataque genera una protesta multitudinaria en Picassent

Los trabajadores de la cárcel de Picassent, ayer, concentrados ante la prisión. | LEVANTE-EMV

Más de un centenar de funcionarios de Prisiones se concentraron ayer a las puertas de la cárcel de Picassent (hubo muestras de repulsa en todos los centros penitenciarios españoles) para exigir a Instituciones Penitenciarias mayor diligencia y protección laboral a sus trabajadores después de que un interno estuviera a punto de matar a un jefe de servicio en la cárcel de Cuenca el pasad miércoles. El sindicato Acaip-UGT ya ha anunciado que se personará como acusación particular en el proceso judicial contra el recluso y que pedirá que sea acusado de intento de homicidio por esta brutal agresión.

Se trata del mismo recluso que fue reducido por tres funcionarios en la prisión de Villena en agosto pasado, lo que dio lugar a la apertura de un expediente disciplinario contra ellos después de que la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias examinase las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del centro y entendiese que habían realizado un uso abusivo de la fuerza.

El interno, tras ese incidente de Villena, fue trasladado a la cárcel madrileña de Estremera, pero quedó en libertad el pasado 17 de octubre, tras cumplir cinco años de condena por una violación a una mujer en Elx. Solo cuatro días más tarde, el 21 de octubre, atacó sexualmente a una joven en Tarancón (Cuenca), lo que motivó una nueva detención. Además, se había arrancado la pulsera telemática que le había sido colocada, ya que, además de la pena de prisión, debía cumplir varios años de libertad vigilada.

El 22 de este mes, un juez ordenó su ingreso en prisión y fue conducido a la cárcel de Cuenca, que, recuerda el sindicato Acaip-UGT, carece de medios humanos e infraestructura para tener bajo control adecuado a este tipo de internos. De hecho, el recluso está considerada un interno con alto grado de inadaptación, trastorno de personalidad y reacciones de carácter psicopatológico, hasta el punto de que Instituciones Penitenciarias reveló en su día, cuando se produjo el incidente de Villena, que estaba dentro del programa penitenciario para internos con enfermedad mental.

No se tomaron medidas

Acaip-UGT denuncia que, pese a todos esos antecedentes, «al ingreso [en Cuenca], se le advirtió a la dirección del centro de la peligrosidad del recluso sin que se tomaran medidas adicionales ni se realizara una conducción especial y directa de manera urgente a una prisión más acorde al perfil del mismo. Por este motivo, fueron los jefes de servicios quienes tomaron la precaución de que, siempre que hubiera que intervenir con el reo, fueran un mínimo de dos funcionarios. Hay que destacar los problemas de personal que tiene el centro de Cuenca, y la escasez de funcionarios en el servicio diario, lo que dificulta esta medida; como ejemplo, el viernes cuando se produjo el ingreso, este fue atendido únicamente por el jefe de servicios y un funcionario en prácticas».

El miércoles por la noche, sobre las 21.35 horas, el interno se atrincheró en su celda al grito de «os voy a matar, hijos de puta», pertrechado con dos esquirlas grandes de cristal. Dada la gravedad de la situación, acudió directamente el jefe de servicio, acompañado por el funcionario en prácticas. Nada más llegar, el interno se abalanzó sobre el primero y le realizó un corte profundo en el cuello. Por fortuna, el filo del cristal se quedó a medio centímetro de la vena yugular.

El funcionario tuvo que ser evacuado al Hospital General de Cuenca para que ser intervenido de urgencia. «En estos momentos se encuentra estable», aclara Acaip-UGT, que ayer emitió un comunicado en el que expone que «los trabajadores penitenciarios estamos hartos de la dejadez de la administración para solucionar el grave problema que se acumula en las prisiones españolas. Se es excesivamente laxo con los internos violentos, no se toman las medidas adecuadas, y se coarta de manera sistemática la actuación de los trabajadores, por lo que la situación de riesgo aumenta exponencialmente. Estamos convencidos que en esta ocasión no habrá filtración de las imágenes de las cámaras de seguridad ni convocatoria de la Secretaría General a la puerta de los centros. Urge la consideración de autoridad de los trabajadores penitenciarios, no hay excusas para seguir dilatando esta medida».

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