La pasada madrugada se han cumplido seis días sin noticias de Pablo Sierra Moreno, el joven de 21 años, estudiante de Matemáticas, natural de la localidad cacereña de Zorita, que fue visto por última vez en la calle Zurbarán de Badajoz la noche del jueves al viernes de la semana pasada. El portavoz de la familia y presidente de la asociación nacional SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, afirmaba ayer que «por supuesto hay motivos para la esperanza, porque tampoco hay nada que demuestre lo contrario». Así, señaló que «todas las hipótesis están abiertas» y aunque reconoció que «es verdad que las horas que van pasando nos pueden ir desanimando, hasta este momento tenemos que mantener la fe en encontrar a Pablo sano y salvo».

El presidente de SOS Desaparecidos afirmó que los familiares de Pablo están atravesando «momentos angustiosos, como todas las familias que tienen un desaparecido, las circunstancias son tremendas y cada hora es una losa que pesa en su ánimo». Con todo lo que está ocurriendo, Amills expresó su total confianza en el trabajo que está realizando la Policía Nacional y explicó que la información que reciben sobre los resultados de las indagaciones es «escasa», pero entiende que sea así, porque «el secretismo es una garantía para el buen resultado de la investigación».

Sobre lo que le ha podido ocurrir a este joven, «podemos pensar mil cosas». Parte de que Pablo es un estudiante de buenas calificaciones, «muy responsable, muy apegado a su hermano mellizo y su otro hermano, muy amante de la familia, del hogar». Así lo creen «y es lo que nos tiene que ir marcando su perfil». Partiendo de su forma de ser, coincide con su familia en que la desaparición no ha sido la voluntaria «pero eso no significa que tengamos que caer en el dramatismo ni el pesimismo de ponernos en el peor de los escenarios».

Durante tres días, desde que se dio por desaparecido, efectivos de la Guardia Civil y bomberos y voluntarios de Cruz Roja y Protección Civil participaron en dispositivos de búsqueda dirigidos por la Policía Nacional, tanto en el río (el teléfono móvil apareció en El Pico) como en varias zonas de la ciudad: alrededores de la residencia universitaria donde se aloja con su hermano (Rucab) y los entornos de la Luneta, Colorines, Cuestas de Orinaza, el Fuerte de San Cristóbal y Suerte de Saavedra. Las batidas no dieron ningún resultado y el martes se suspendieron. No así la investigación que mantiene abierta la Policía Judicial mientras patrullas de Seguridad Ciudadana continúan con la búsqueda por zonas.

A la espera de nuevas pistas

Amills apoya la labor policial y defiende que la búsqueda está contando con «muchísimos medios, diría que todos los disponibles, muy bien dirigida por parte de la Policía Nacional, en todos los sectores donde cabía la posibilidad de poder encontrar a Pablo». Cuando ya se han recorrido todos los lugares donde podría estar y no se ha encontrado nada, el portavoz de la familia entiende que seguir buscando en el mismo sitio «es absurdo», porque lo único que se consigue es «desmoralizar a la gente y que pierda el tiempo». Por eso, piensa que la decisión de interrumpir las batidas ahora «es la correcta» a la espera de que surjan nuevas pistas.

Sobre los resultados de la investigación, sabe que han transcurrido muy pocos días y que debe haber «un montón» de frentes abiertos. «Aunque nos parezca fácil, es una investigación muy complicada y compleja», pues conlleva analizar las grabaciones de las cámaras de todos los recorridos, hablar con testigos y corroborar nuevos testimonios que vayan surgiendo. 

Los amigos de Pablo han estado peinando el centro de Badajoz colocando carteles con su fotografía y han preguntado en cafeterías, bares y tiendas. La familia se puso en contacto con SOS Desaparecidos, que ha iniciado la difusión en Extremadura, también en Portugal, por proximidad, y desde el lunes en la red de cajeros automáticos de Euronet, una presencia que se prolongará hasta el próximo lunes.

Aunque en una desaparición el tiempo nunca corre a favor, el presidente de esta asociación argumenta que, en el caso de Pablo, «tampoco es determinante» Sí lo es cuando se busca a una persona muy mayor, con problemas cognitivos o de salud mental o aunque sea un joven, pero en lugares inhóspitos. «Ahí el tiempo va en contra porque la vida corre peligro cada hora que pasa», pero «no es el caso de Pablo, porque su desaparición se produce en el casco urbano y es una persona joven sin ningún problema de salud». Es verdad, reconoce, que el paso del tiempo «desgasta muchísimo a la familia», pero «en este caso, no significa que por pasar unas horas o un día, la vida de Pablo pueda estar corriendo peligro». Sobre qué ocurrirá en las próximas horas o días, no puede predecir nada. «Ojalá tuviésemos una bola de cristal».