Los castillos hinchables son seguros pero requieren de precauciones e inspecciones previas que confirmen que todo está correcto para su funcionamiento. Así lo explica Martín Sabariego, técnico especializado en atracciones temporales y colegiado del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia (Cogiti) a Levante-EMV después del trágico accidente el martes por la tarde en Mislata, en el que un castillo hinchable salió volando y que se ha saldado con el fallecimiento de una niña y una segunda herida de gravedad.

«La particularidad que tienen y lo que hace que este tipo de atracciones tenga más riesgo en determinados momentos es su poco peso y las consecuencias que puede acarrear en una jornada con vientos y, sobre todo, con ráfagas de aire espontáneas», explica. El experto, detalla que las atracciones —todas, incluidos los castillos hinchables— se someten a dos tipos de inspecciones, una anual, que sería el equivalente a la «ITV de las máquinas» y otra de montaje, in situ, previamente a abrir la feria de atracciones. Durante estas revisiones se presta atención a los anclajes, a las picas y a las cuerdas que los sujetan. Es la base de la seguridad de los hinchables. Sin embargo, Sabariego reconoce que, aunque el montaje de los castillos es fácil, puede volverse más complicado porque «se monta y se desmonta cada día» y se tiene que adaptar al terreno donde se coloque. Con todo, si se siguen los requisitos de colocar «mínimo seis picas independientemente del tamaño del castillo» y no se monta con viento que supere los 38 km/h, «no debería haber ningún problema». Pero las ráfagas a menudo superan las velocidades medias.

El viento, el peso y las ráfagas

A la pregunta de si este tipo de atracciones son más endebles en su seguridad que las máquinas más robustas, Sabariego contesta que no. «No son menos seguras pero pesan menos y eso hace que, si el aire se cuela por debajo de la superficie, genere una fuerza ascendente. En este sentido es mejor que lo empuje que que lo levante», cuenta. En las atracciones más grandes, el peso es capaz de compensar esa ráfaga pero en los hinchables hay poco peso. «Si entra el aire, pone a volar el hinchable por la fuerza ascendente del viento. Las picas no son tanto para sujetarlo al suelo sino para que no entre el aire por debajo», detalla el especialista.

El viento es algo a tener en cuenta a la hora de montar un castillo hinchable, pero las ráfagas pueden ser imprevisibles en un día bueno. «El problema no suele ser el aire normal, el problema son las ráfagas. Creo que es lo que pudo haber pasado en Mislata». Por eso, recomienda tener y controlar la previsión meteorológica. Dice que los ingenieros que controlan que todo esté correcto en la feria y utilizan anemómetros para medir el aire y la velocidad que pueden alcanzar las ráfagas, una herramienta que, dice, debería ser básica para todo agente implicado en el mundo de las ferias.

Una regulación específica

Sabariego apunta que los protocolos de seguridad, en su opinión, son suficientes, pero cree que la normativa general debería estar plasmada en algún decreto en el caso de atracciones como los castillos hinchables o las camas elásticas, es decir, las atracciones que tengan un nivel de riesgo determinado. «Nos regimos por normas UNE, unas que por lo general y para preservar la seguridad se siguen, pero creo que es importante que haya un decreto que convierta la recomendación técnica en obligatoria para algunas atracciones que pesan menos o tienen ciertas características».

La normativa dice que no es obligatoria la inspección municipal

A pesar de que los consistorios sí tienen potestad y competencias para realizar visitas e inspecciones a las instalaciones de ferias de atracciones u otras áreas recreativas, no están obligados a ello. «El ayuntamiento, en virtud de su potestad de inspección, podrá efectuar visita de comprobación al local o establecimiento abierto». Así lo explicita el decreto 143/2015, de 11 de septiembre, del Consell, por el que aprueba el Reglamento de desarrollo de la Ley 14/2010, de 3 de diciembre de la Generalitat, de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y Establecimientos Públicos.

Si se realiza esta inspección municipal, servirá para comprobar que toda la documentación aportada previamente y que acredita que todos los materiales y montajes son seguros, es correcta. Si se precisa, se podrá visitar las instalaciones y subsanar los fallos leves que se detecten o inhabilitar las atracciones por comprobar fallos graves.

Asimismo, y según lo establecido en la norma valenciana, será obligatorio presentar ante las dependencias municipales varios documentos para poder obtener la licencia. Estos son: el certificado de inspección anual de la atracción, el certificado final de instalaciones emitido por un técnico especialista autorizado (normalmente es un ingeniero técnico industrial experto en la materia); un seguro de responsabilidad civil, declaración responsable, proyecto completo y plan de emergencia.

A pesar de que el decreto y la ley valenciana son las principales normativas que rigen las ferias de atracciones y otras actividades recreativas, existe, además, una directriz con requisitos estatal, que cumple la que dicta la Unión Europea.

Los requisitos generales

Se trata de las normas UNE que, si bien se cumplen en la mayoría de los casos por profesionales feriantes y técnicos, según apuntan varios especialistas, no están contempladas en ninguna legislación. Se trata de una recomendación técnica para afianzar una seguridad en todas las atracciones y que contempla, por ejemplo, que no se puedan instalar hinchables con un viento que supere los 38 km/h.