El juicio contra el entrenador de fútbol de un municipio de l’Horta acusado abusos sexuales a menores y elaboración de pornografía infantil tendrá que esperar. La vista oral que estaba previsto que comenzara hoy en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia se ha suspendido por un brote de covid en el módulo del centro penitenciario en el que se encuentra preso el presunto pederasta por otra causa.

El acusado fue detenido en diciembre de 2019 después de que su por entonces esposa descubriera de forma casual el material pedófilo en uno de los USB de su marido. El Ministerio Fiscal solicita para el entrenador de categoría infantil, y militar de profesión, penas que ascienden a los 50 años de cárcel, tal y como adelantó Levante-EMV el pasado verano.

Los investigadores del Grume de la Policía Nacional hallaron más de 50.000 fotografías y vídeos de pornografía infantil, y entre ellas contenido que él mismo habría elaborado, en el que se reconoce a niños de su entorno, entre ellos familiares, de los que abusa mientras están dormidos o drogados, incluso llegando a producirse acceso carnal con tres de sus víctimas.

La fiscalía le pide una pena de 50 años y medio de prisión por tres delitos continuados de abusos sexuales a persona menor de 16 años, cinco de elaboración de material pornográfico con niños y otro de tenencia de pornografía infantil.

Su mujer destapó el caso tras el hallazgo casual del material en un USB

Los hechos, de los que informó en exclusiva este periódico, fueron destapados la Nochebuena de 2019 cuando la esposa del acusado, entrenador de un equipo de fútbol infantil de l’Horta, en el que entrenaba a niños de entre diez y quince años, alertó a la policía para que acudieran a su domicilio tras hallar de forma casual imágenes de contenido pedófilo explícito al abrir en el ordenador un pendrive que había en la mochila de su marido.

La mujer ya sospechaba de que algo raro ocurría al haber encontrado ropa interior de niño entre las pertenencias de su esposo semanas antes. Era solo la punta del iceberg de su presunta depravación. Para que quedara constancia del hallazgo en caso de que éste tratara de eliminar las pruebas, la mujer grabó con su móvil el momento en el que abría la mochila de su marido, encontraba ropa interior de niño y un bote de chicles con seis dispositivos de almacenamiento, donde posteriormente la policía ha localizado tras su volcado más de 50.000 archivos de contenido pedófilo.

La clave del caso va a estar en la forma en la que se obtuvo la principal prueba de cargo contra el acusado. Su defensa ha planteado la nulidad de dicha prueba, aunque la Audiencia Provincial de Valencia se opuso a declarar la nulidad del hallazgo de los dispositivos USB donde almacenaba el material pornográfico.

Ninguna de las víctimas ha querido ejercer acusación contra el entrenador, por lo que si finalmente se declara nula dicha prueba la ausencia de carga probatoria contra el presunto pederasta podría llevar a su posible absolución.

No obstante, el Ministerio Fiscal avala la actuación de la mujer al abrir el pendrive de su esposo, ya que su acción no responde a una indicación de la policía ni pretendía violar su intimidad -hay una causa separada contra ella por revelación de secretos- sino que fue “estrictamente personal, centrado en la protección de su hijo frente a unas conductas extremadamente graves de su marido que afectaban a menores».