València volvió a rozar anoche la tragedia después de que un conductor borracho huyese en sentido contrario por una autovía, en este caso la V21, cuando escapaba de un accidente con heridos que había causado minutos antes en el casco urbano de la ciudad. Por fortuna, agentes de la Policía Nacional pudieron darle caza tras una persecución de más de ocho kilómetros. No solo fue arrestado el conductor por varios delitos contra la seguridad vial y conducción temeraria, sino también su acompañante, por resistencia. Ambos son españoles y vecinos de Gilet, de 45 y 34 años de edad. Este incidente se produce solo doce días después del brutal siniestro con cinco muertos en Rotglà i Corberà, causado por un octogenario cuando circulaba en sentido contrario por la AP7 por un error.

Los hechos, que por fortuna se han quedado en dos heridos leves gracias a la inmediata intervención de los agentes de la Policía Nacional, que pusieron en riesgo sus vidas para atrapar al fugitivo antes de que provocase un nuevo accidente, comenzaron a producirse alrededor de las 1.50 horas. Un matrimonio, que regresaba a su casa, estaba con su vehículo parado en el semáforo en rojo sobre el puente de l'Assut de l'Or, en sentido hacia el Bulevar Sur.

Embestidos por detrás

En ese momento, llegó el coche conducido por el hombre de 45 años, con quien viajaba un vecino y amigo suyo de 34, y embistió por detrás al de la pareja, ya que circulaba a una velocidad muy alta y no se percató ni del semáforo en rojo ni de la presencia del vehículo. Tras impactar su Citroën C3 rojo contra la parte trasera del otro vehículo, el primero se quedó literalmente enganchado al segundo.

Lejos de bajarse y asistir a los heridos, que requirieron atención hospitalaria, el conductor metió la marcha atrás y comenzó a arrastrar al otro vehículo a toda velocidad, hasta que por fin se soltaron los dos coches y el causante del siniestro emprendió una veloz huida. La pareja paró entonces a un coche patrulla de la Policía Nacional que patrullaba la zona y les pidieron ayuda.

Además de gestionar asistencia médica, los agentes pidieron la presencia de la Policía Local de València, que es la competente en la investigación y tramitación de atestados por accidentes. Mientras, los policías nacionales alertaron a todas las patrullas en servicio de la huida del C3, por lo que se inició su búsqueda a partir de las llamadas que empezaron a entrar tanto en la sala de la Policía Local como en la de la Policía Nacional.

A punto de estrellarse contra una ambulancia

Así, se supo que el fugitivo, tras saltarse una multitud de semáforos en rojo por distintas calles de la ciudad, se introdujo en sentido contrario por el túnel de la V21 hacia el norte, probablemente buscando irse a sus casas, en Gilet, pero utilizando los carriles de entrada a la ciudad. Fue precisamente el técnico sanitario que conducía una ambulancia de transporte no asistido (TNA) hacia València quien se topó con el kamikaze justo dentro del túnel, ubicado junto al campus de Vera de la UPV.

El técnico sanitario logró esquivar milagrosamente al vehículo que se le venía encima de frente y alertó de inmediato al 112. Eso hizo que varias patrullas de la Policía Nacional se dirigieran enseguida hacia la autovía V21. Dos de los coches patrulla comenzaron a recorrer esa vía, en sentido correcto hacia el norte, buscando ponerse en paralelo al fugitivo, a quien esperaban circulando en sentido contrario por los carriles que conducen el tráfico en sentido hacia València.

Sin embargo, le dieron alcance pasado Port Saplaya y circulando ya en sentido correcto, por lo que todo apunta a que recorrió en contradirección los primeros kilómetros hasta la salida de Alboraia, que debió tomar igualmente en sentido inverso al correcto, para luego incorporarse en el lado contrario a la V21, en sentido Sagunt, pero circulando ya en el sentido normal.

Los coches patrulla se situaron en paralelo al C3, indicándole que se apartase de la vía y se detuviese, tanto con señales acústicas y luminosas , como con la megafonía que llevan incorporados los vehículos policiales, pero hicieron caso omiso y continuaron la alocada huida hasta que, por fin, uno de los vehículos policiales lo rebasó y le fue cerrando el paso poco a poco hasta lograr hacerlo parar, lo que aún costó otros dos kilómetros. En total, ocho, contando solo lo de la autovía, hasta que pudieron pararlo.

Se abalanzaron sobre los agentes

Los cuatro agentes se bajaron y se situaron dos a cada lado del C3, conminando a los dos ocupantes a que se bajasen de inmediato del coche para identificarlos, pero ambos se encerraron y se negaron a abrir. Tras unos tensos minutos en los que los agentes les repitieron que bajasen de inmediato, finalmente, abrieron sendas portezuelas, pero se quedaron sentados en el interior sin decir nada, hasta que, ambos a la vez, se abalanzaron cada uno contra los policías que les cerraban el paso, intentando abrirse camino para salir corriendo de la autovía a los campos.

Los policías tuvieron que emplearse a fondo para sujetarlos e inmovilizarlos en el suelo, en plena calzada, hasta que finalmente cada una de las parejas de policías consiguió sacar a su detenido hacia el arcén lo más rápidamente posible para evitar ser atropellados por el resto de usuarios de esa vía rápida. Después, uno de los agentes condujo el C3 fuera de la autovía, donde quedó depositado y precintado por la Policía Nacional, a disposición de la Policía Local de València como instructora del atestado.

Casi el triple de alcohol de lo permitido

En el punto acabaron llegando numerosas patrullas policiales de varios municipios, incluida una de la Guardia Civil, que realizó un primer test de alcoholemia al conductor con un resultado de 0,77 miligramos de alcohol por litro de aire expirado. La prueba evidencial, que es la realmente válida ante el juzgado, le fue realizada minutos después por la Policía Local de València en el complejo policial de Zapadores, y los resultados no dejaban lugar a la duda: 0,70 y 069 mg/l de aire expirado, esto es, por encima de los 0,60 que ya constituye un delito y no una mera infracción administrativa, y casi el triple del máximo permitido, esto es, 0,25 mg/l.

Los dos detenidos han pasado la noche en los calabozos de Zapadores y está previsto que pasen a disposición de la jueza de guardia a lo largo de hoy.