Como el mejor guión de Guy Ritchie: Francisco Pozo, alias El Pozo, un conocido narco valenciano de 37 años, fue ejecutado de 8 tiros en Favara el 11 de febrero de 2021 por los mismos sicarios que había contratado para matar a quien él creía que estaba intentando acabar con su vida: dos colombianos a los que, a su vez, había pagado un buen pellizco por cobrarle una deuda por narcotráfico. Pero se equivocó. El fuego enemigo provenía de un antiguo rival suyo en el negocio de la cocaína a gran escala: el clan de Los Vicentes, tres de cuyos miembros ya fueron absueltos por un jurado del asesinato a tiros de un moroso en Quart . Y su error fue ir a contratar a dos matones que ya habían cobrado por matarlo a él y que incluso habían fallado un mes antes del asesinato, al intentar acribillarlo a la entrada de su garaje, en Sedaví.

Ese es, en síntesis, el resultado de la compleja y minuciosa investigación llevada a cabo por el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de València, y que sustenta las acusaciones de asesinato, organización criminal para el tráfico de drogas y extorsiones, tenencia ilícita de armas y robo con violencia que llevaron ayer al juez de Instrucción número 4 de Sueca, que ayer levantó el secreto que pesaba sobre el sumario, a enviar a los seis detenidos a prisión. Todos tienen antecedentes por tráfico de drogas y se acogieron a su derecho a no declarar.

Una deuda, un rival y un error

La madeja pacientemente desenredada por el grupo de Homicidios ha permitido saber que Francisco Pozo contrató a finales de 2020 a dos colombianos especializados en el cobro de deudas en el mundo del narcotráfico. Ambos recuperaron la fuerte suma de dinero demandada, de la que se quedaron la parte pactada. Pero, en esos días, hubo un incidente que generó un pequeño enfrentamiento entre Pozo y los dos colombianos. Pese a que el ‘servicio’ había acabado bien, Pozo empezó a toparse cerca de su casa, en Sedaví, a esos dos hombres, lo que le llevó a la obsesión de creer que lo seguían para liquidarlo.

El 4 de enero de 2021 creyó confirmar sus sospechas cuando dos tipos lo tirotearon al entrar con su coche en el garaje. Salió ileso, pero su miedo se acrecentó hasta esconderse sin salir a lo largo de todo un mes.

Homicidios confisca a los 6 detenidos, todos ellos ya en prisión, bienes por medio millón y dos armas de fuego

Días después de ese intento de asesinato, volvió a ver en las inmediaciones de su casa a los dos colombianos, que se encontraban en la zona por puro azar, pero él no lo interpretó de ese modo, sino que se convenció definitivamente de que iban a por él, por lo que decidió pasar a la acción.

Los investigadores concluyen, según fuentes jurídicas, que El Pozo buscó, a través de un intermediario también detenido, un sicario para liquidarlos. Y, sin saberlo, cometió el peor error: fue a dar con el mismo presunto asesino a sueldo que un clan de Nazaret, el de Los Vicentes, con cuyo jefe mantenía desde hacía años una importante rivalidad por el negocio del tráfico de cocaína a gran escala, había contratado precisamente para matarlo a él.

7

Asesinato a tiros en Favara Joan Gimeno

Una cita para matar... y morir 

Es más, sostienen los agentes de Homicidios que al menos uno de los autores del intento de asesinato de enero es el mismo que acabaría acribillándolo en Favara un mes después. De hecho, ese error involuntario en la contratación es lo que acabó llevándolo a la tumba, ya que el presunto sicario le siguió el juego y utilizó la cita personal y a solas en la que iba a darle los datos de los colombianos y dónde encontrarlos para matarlo. Fue el 11 de febrero de 2021, detrás de un macroprostíbulo a las afueras de Favara, a medio camino entre el domicilio de El Pozo, en Sedaví, y el de su presunto asesino, en Gandia. Allí le descerrajaron los ocho tiros –dos de ellos en la cabeza para asegurar el resultado– que lo dejaron muerto y solo, tendido entre el bordillo y la calzada, con el motor de su coche, un Mercedes, aún en marcha.

Una vez reconstruidos los pasos de todos los presuntos implicados, los agentes de Homicidios han puesto en marcha la Operación Favara 121, adelantada en exclusiva por Levante-EMV y que ha permitido detener a los seis presuntos implicados en la trama mortal: en Nazaret, al presunto inductor, uno de Los Vicentes; en Gandia, a un ibicenco, ‘socio’ del anterior en los negocios ilegales, dueño de una empresa en la capital de la Safor y supuesto jefe del sicario, un gandiense miembro de un grupo local especializado en el cobro de deudas entre narcos, que fue capturado en Alicante. Los otros tres sospechosos –entre ellos, el intermediario que buscó el asesino a sueldo– fueron apresados dos en València y Torrent el miércoles –como los primeros–, y el tercero el jueves, en el aeropuerto de Manises, cuando regresaba a València.

Los agentes les han intervenido dos armas –un revólver y una pistola con su munición, ambos bajo análisis– y bienes por valor de medio millón de euros –un yate, una moto náutica, 9 vehículos por valor de 350.000 euros–. Además, han desmantelado una importante plantación de marihuana y les han inmovilizado 14 viviendas y bloqueado varias cuentas bancarias.