Como si no fuese consciente de que se enfrenta a ser condenado por dos asesinatos más, el de Isabell Raducanu y el de la hija que esperaba, David S. O., alias El Tuvi, se negó ayer, por enésima vez, a declarar durante su comparecencia ante la jueza de Instrucción número 2 de Xàtiva, la fiscal del caso, la acusación particular y los dos abogados de la defensa, el suyo y el del otro imputado por el crimen, Juan Vicente A. N., novio de la víctima y padre del bebé nonato.

El Tuvi, procesado hasta ahora solo por el asesinato de Wafaa Sebbah, de 19 años, perpetrado el 17 de noviembre de 2019 y cuyo cuerpo sin vida arrojó al interior de un pozo de riego en una finca familiar en Carcaixent, llegó esposado y custodiado a los juzgados de Xàtiva a primera hora de este viernes, aunque no compareció hasta bien entrada la mañana.

Una de las testigos rompe a llorar

Antes que él declararon tres testigos, que apenas aportaron información de interés para esclarecer el grado de participación de los dos presuntos autores del crimen de Isabell, perpetrado el 11 de junio de ese mismo año, el 2019, en su casa de Xàtiva cuando estaba embarazada de seis meses.

Eso sí, una de las chicas, que había mantenido una relación sentimental con Juan Vicente A. N. después del asesinato de Isabell y de su bebé, se echó a llorar durante su declaración, cuando la fiscal le preguntó si estaba recibiendo presiones o si tenía miedo.

Una vez finalizada la ronda de declaraciones, la jueza hizo entrar a David S. O., quien, como es habitual en él, se acogió a su derecho a no declarar, por lo que, una vez más, ha renunciado a la posibilidad de explicar por qué en la escena del crimen, colocado bajo el pie izquierdo del cadáver desnudo de Isabell, apareció un calzoncillo de su propiedad con una mezcla de su ADN y el de la víctima, el mismo que también estaba en las muñecas de Isabell y bajo las uñas de dos de sus dedos. Tampoco, por qué realizó una búsqueda en internet para saber cómo desbloquear un iPhone escribiendo el IMEI que se correspondía con un teléfono de la víctima.