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CRIMEN ORGANIZADO

Ramírez, el sicario acusado de ordenar ejecuciones en Colombia desde Canarias

La Udyco de Tenerife de la Policía Nacional le siguió la pista desde Valle San Lorenzo hasta Arrecife

Imagen de archivo de un agente de la Udyco. / PEDRO FUMERO

Tres de la madrugada. Un grupo de agentes de intervención están apostados ante una vivienda de Argana Alta, en el municipio de Arrecife. Son miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GOES) de la Policía Nacional en Canarias. Todos saben que en el interior se halla un individuo considerado como extremadamente peligroso y que puede tener algún arma de fuego. A esa hora de la madrugada del pasado viernes, el jefe del equipo da la orden de entrar en el domicilio. Los funcionarios efectúan un servicio impecable y el objetivo es reducido sin que haya complicaciones ni heridos. El hombre atrapado es Jesús Alejandro Ramírez Valencia, un presunto jefe de sicarios colombiano. En su país lo consideran autor de, al menos, 13 homicidios y asesinatos. En unos actuó presuntamente como el ejecutor y en otros supuestamente ordenó las muertes. De hecho, una vez asentado en Canarias llegó dictar varias de esas ejecuciones, una de ellas en el verano del 2021.

La investigación para encontrarlo en el Archipiélago fue llevada a cabo por agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Santa Cruz de Tenerife. A este grupo de la Policía Nacional le llegó una solicitud de colaboración internacional emitida por agentes de Colombia. En el escrito dejaban claro que Ramírez Valencia estaba buscado por lesiones con resultado de muerte, homicidios y asesinatos, así como por pertenencia a organización criminal. La noticia de su captura fue adelantada por La Provincia, diario que pertenece al mismo grupo que este medio, el pasado sábado. Los investigadores latinoamericanos advirtieron también de que este delincuente podría usar una identidad ficticia en España, así como de su perfil violento y alta peligrosidad.

Jesús Alejandro nació hace 30 años en Restrepo-El Valle. Y no se descarta que, además de las mencionadas muertes violentas, haya cometido otras que no han podido ser confirmadas por las autoridades colombianas.

A los investigadores de la Udyco de Santa Cruz de Tenerife les consta que entró en España el 20 de septiembre del 2019. Fue la única vez en todo este tiempo en que utilizó su pasaporte. Llegó procedente de Panamá. A partir de ese momento, trató de evitar cualquier trámite en una administración o en un organismo privado que delatara su lugar de residencia.

Las primeras gestiones de los policías nacionales de Crimen Organizado les permitieron saber que tenía un domicilio en la localidad de Valle San Lorenzo, en Arona (Tenerife). Sin embargo, al tratar de localizarlo en ese enclave no obtuvieron resultados positivos. No obstante, consiguieron saber que podía haber establecido su residencia en Lanzarote. En esta ocasión, y gracias a las acciones de inteligencia policial, se confirmó que vivía en dicha Isla, a donde llegó por motivos familiares.

Ramírez Valencia era consciente del interés de las autoridades de su país por atraparlo. Y, por ese motivo, llevaba una vida muy discreta, hasta tal punto que apenas salía de su vivienda. Su grado de aislamiento era tal que tiene un hijo de corta edad en Tenerife, al que no visitaba nunca, con el objetivo de no ser arrestado o localizado en uno de sus desplazamientos.

Las vigilancias sobre Jesús Alejandro comenzaron en noviembre del año pasado. Durante meses no se le pudo ver fuera de su domicilio. Como máximo, se le hizo alguna foto cuando se sentaba en la terraza de la casa.

Para poder alcanzar ese grado de anonimato, algunos expertos consideran que, desde que llegó a España, es probable que haya contado con ayuda de otros ciudadanos colombianos e, incluso, de integrantes de su grupo criminal.

Y es que Ramírez Valencia, como ya se dijo, no es un sicario cualquiera. Tiene la condición de lo que en Colombia se llama un determinador, es decir, quien ordena ejecutar a personas que obstaculizan o estorban a su organización delictiva.

Y ese papel de jefe de sicarios también lo ha desempeñado desde sus escondites en Canarias. Algunos homicidios atribuidos a Jesús Alejandro fueron realizados después de vivir este en el Archipiélago. Uno de ellos fue perpetrado el 21 de julio del año pasado. Con esos antecedentes, el 25 de abril se planteó la orden internacional de detención del individuo, a través del protocolo fijado para ello entre los ministerios de Justicia de Colombia y España.

Profesionales del Grupo de Crimen Organizado de Santa Cruz de Tenerife regresaron a Lanzarote, pero detectaron que el objetivo había cambiado de vivienda. Siguieron con las gestiones y lo encontraron en otro domicilio, esta vez en Argana Alta.

A partir de ese momento, los investigadores de la Udyco de Tenerife avisaron a sus compañeros del Grupo de Fugitivos II de Madrid, al agregado de Interior de Colombia y agentes del GOES de Canarias.

El Juzgado de Instrucción número 4 de Arrecife, que se halla en funciones de Guardia estos días, otorgó la autorización para la entrada y registro de la vivienda en la que se alojaba Ramírez Valencia.

Tras su detención, dicho ciudadano latinoamericano fue llevado a los calabozos de la Comisaría de la capital lanzaroteña, desde donde pasó a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional.

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