La investigación por el robo de las botellas de Atrio continúa abierta. Siete meses después de que desaparecieran de la bodega 45 de sus caldos más valiosos los hechos siguen sin esclarecerse. La Policía Nacional continúa así investigando el suceso, a pesar de que el restaurante con dos estrellas Michelin ya ha cobrado una indemnización por la pérdida de estas botellas tras llegar a un acuerdo con su compañía aseguradora. En la investigación participan, además de los agentes de la comisaría provincial de Cáceres, la Interpol (la Organización Internacional de la Policía Nacional) y la unidad de delincuencia especializada de Madrid.

Fue un robo limpio. Ninguna de las líneas de investigación abiertas han conseguido llevar a los ladrones. Los cacos (un hombre y una mujer, según lo que sospechan los dueños de Atrio) se alojaban en el hotel. De madrugada solicitaron al personal que se les hiciera llegar algo de comer. Y fue precisamente en el momento en el que se les trasladó a la habitación lo que habían pedido cuando aprovecharon para acceder a la bodega y llevarse las botellas.

Metió el botín en una mochila y justo después se marcharon por la puerta. Iban caminando, porque no había ningún vehículo esperándoles en la puerta, y abonaron la noche con una tarjeta que no se podía rastrear. El asalto se produjo sin que nadie sospechara. De hecho nadie se percató de lo ocurrido hasta el día siguiente, cuando uno de los propietarios bajó a la bodega y advirtió que faltaban las botellas sustraídas. En total se llevaron 45 ejemplares, entre ellos uno de los más icónicos de la colección, un Château d’Yquem de 1806 valorado en unos 310.000 euros. Además de otras botellas de Romanée Conti, con un precio de unos 12.000 euros. Son prácticamente únicas.

La principal sospecha es que las botellas se encuentren fuera de Europa. La propia compañía de seguros de Atrio contrató detectives privados especializados para intentar seguirles el rastro en los mercados negros de todo el mundo, pero tampoco dio sus frutos. Precisamente por eso, porque la aseguradora está convencida de que las botellas no aparecerán, ha negociado con Atrio el pago de una indemnización. No ha trascendido la cantidad porque han firmado un contrato de confidencialidad con la compañía, especializada en grandes riesgos, por el que se comprometen a no revelar ni el nombre de la misma ni el dinero cobrado. En caso de que aparecieran las botellas tendrían que volver a negociar con el seguro para recuperarlas.