El tiroteo en el barrio de las «Casitas Rosas» de València que dejó dos heridos de bala y un tercero —menor de edad— al que le rozó uno de los proyectiles, se ha saldado finalmente con un único condenado de los tres hermanos, miembros del clan de «Los Huevos», que estaban acusados de tres tentativas de homicidio y tenencia ilícita de armas. La Audiencia Provincial de València le impone una pena de solo cinco años y medio de prisión, de los quince años que solicitaba el Ministerio Fiscal para cada uno de ellos, como autor de un delito de lesiones —al no apreciar intención de matar— y por la tenencia ilícita de armas.

Los otros dos hermanos acusados han sido absueltos de todos los cargos después de que la defensa de uno de ellos, ejercida por el letrado Francisco Aparicio, aportara como prueba las grabaciones de la cámara de videovigilancia de la casa de Carlet de su representado, que lo sitúan a él y al otro encausado absuelto a 41 kilómetros de distancia del lugar en el que se produjo el tiroteo. Esto, unido a la posible confusión de los testigos por «el parecido físico» con un cuarto hermano, nunca procesado por dichos hechos, ha propiciado el desenlace.

La sentencia concluye que en el tiroteo participaron Diego M. S. —único condenado— y, al menos, dos personas más, «posiblemente dos de sus cuatro hermanos, pero sin que pueda asegurarse, dadas las contradicciones, que esas dos personas fueran los coacusados Juan y José Guillermo M. S., al no poder descartar que las citadas identificaciones fueran fruto de un error».

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Dos heridos de bala en un tiroteo en las 'casitas rosas' de la Malva-rosa Levante-EMV

Los hechos se remontan a la madrugada del 1 de diciembre de 2018 tras un incidente en una discoteca de Massanassa entre varios jóvenes pertenecientes a dos clanes enemistados. Una de las familias estaba celebrando con la actuación de un cantaor de flamenco que el hijo menor se acababa de sacar el permiso de conducir cuando se inició la trifulca, en la cual el peor parado fue uno de los ahora absueltos. Tras la agresión a su hermano, Diego M. S., acompañado de otros dos individuos que finalmente la sala no ha podido establecer como acreditado que fueran los coacusados, se dirigió esa misma madrugada, entre a las 3 y las 3.45 horas, a la calle Padre Pedro Velasco de València, en busca de la familia del clan rival «con la intención de responder al incidente. El fallo considera probado que el condenado y sus acompañantes «acudieron al lugar de los hechos con ánimo de venganza o de ajuste de cuentas». No obstante le impone una pena de solo cuatro años por un delito de lesiones en lugar de las tres tentativas de homicidio a las que se enfrentaba. El ponente entiende que respecto al primero de los heridos, la mujer alcanzada en la rodilla, no se le puede atribuir un dolo homicida, porque disparó hacia el suelo, pero sí un ánimo de lesionar. En el caso del segundo herido, alcanzado en la tórax –cerca del corazón y el pulmón izquierdo–, la sala sí aprecia intención de matar, pero no le atribuye al único condenado la tentativa de homicidio ya que los distintos testigos coinciden en que uno de sus hermanos le quitó el arma y disparó contra otra de las víctimas.

La coartada

La clave en la absolución ha estado en la aportación por parte de la defensa de José Guillermo M. S. «de una prueba videográfica y testifical de apoyo», el técnico que instaló el sistema de videovigilancia en la casa del acusado, que los sitúa tanto a él como a su hermano Juan M. S. en las inmediaciones del domicilio del primero, en Carlet, a 41 kilómetros del lugar de los hechos «en una franja horaria compatible con aquella en la que se produjeron los mismos», aclara la sentencia. Aunque el magistrado reconoce que «la calidad de las imágenes es deficiente», considera que «es suficiente para que quien conozca a las personas que se ven en ellas, pueda identificarlas». La sentencia indica que «no debe despreciarse, tampoco, la posibilidad de que en la identificación de Juan M. S. como autor del disparo a uno de los heridos pudiera mediar algún tipo de confusión derivada de un posible parecido físico con su hermano Antonio».

Tras el tiroteo, familiares de los heridos trataron de incendiar las casas del clan rival como venganza, aunque se confundieron de inmueble. Por estos hechos hubo cuatro condenados a dos años de prisión.