El informe toxicológico de los restos mortales del empresario Ángel Ferrera concluye que no hubo envenenamiento, según confirmaron este viernes fuentes próximas a la investigación. El Instituto de Medicina Legal dará ahora traslado al juzgado del informe que se le encargó tras recibir la denuncia, que partió de las hijas del fallecido. El previsible archivo de las diligencias permitirá a la viuda, María Tavío, dar cumplida cuenta de la voluntad del fallecido y proceder a la incineración del cuerpo.

Tras descartar la presencia de sustancias tóxicas en la primera autopsia, el Instituto de Medicina Legal procedió al envío de muestras de tejidos a Tenerife, donde se encuentra la sede canaria del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de España. Es el procedimiento que se sigue de manera habitual en estos casos.

Entre tres y siete meses es lo que suelen tardar estudios de este tipo. Sin embargo, tan solo 18 días después del fallecimiento -se produjo el pasado 15 de agosto a los 78 años- ya hay resultado. La especial relevancia del fallecido y el enfrentamiento entre las hijas y la viuda, con la que contrajo matrimonio en segundas nupcias, han jugado a favor de acelerar el procedimiento.

Como constató en su informe el médico que certificó la muerte, la causa que provocó esta fue la metástasis con afección ósea y encefálica en que derivó el cáncer de pulmón que desde hacía siete años padecía el expresidente de la Confederación Canaria de Empresarios o expresidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas, entre otros muchos cargos que ostentó.

Tras producirse el óbito, la presencia en el juzgado de guardia de una de las hijas concluyó con la apertura de una investigación. En un comunicado difundido por ella y sus hermanas a través de Whatsapp se advertía del carácter penal de las actuaciones y la prolongación de estas durante meses. El día 16 de agosto se personó en sede judicial el abogado del matrimonio Ferrera-Tavío, Marcos García Latorre, para solicitar traslado de la documentación que impedía incinerar a su cliente. Hasta al menos el jueves no había recibido un solo papel.

Ángel Ferrera tuvo tres hijas -Sonia, Silvia y Marta- de su primer matrimonio con Margarita Alonso, que falleció en el año 2007. Hace cinco años contrajo matrimonio con María Tavío, con la que no tuvo descendencia.

El pasado 18 de agosto se celebró la parroquia Santa Catalina (Salesianos) de la capital grancanaria el primero de los dos funerales en memoria de quien fuera presidente de Toyota-Canarias durante 40 años. Lo organizaron las hijas, que en la esquela de la convocatoria obviaron mencionar a María Tavío. Cinco días después fueron esta y algunos amigos de Ferrera los que devolvían la moneda con la celebración de las segundas honras fúnebres en la catedral de Santa Ana. En esta segunda ocasión, la misa corrió a cargo del obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias, Cristóbal Déniz.

La enemistad entre hijas y viuda era conocida de la sociedad grancanaria. Solo una de ellas acudió a la celebración del enlace matrimonial entre su padre y Tavío. Fuentes cercanas a la familia aseguran que la relación entre las partes estaba rota desde hacía años. El último paso del enfrentamiento por los tribunales, el que impidió la incineración que Ángel Ferrera dejó encargada en su testamento vital, no ha sido el único de los últimos años.

Ferrera construyó su casa familiar en las proximidades del paseo de Chil de Las Palmas de Gran Canaria. En el terreno de la parcela que quedó libre fue añadiendo viviendas para sus hijas. Las zonas comunes, como la piscina, las compartían todos ellos. Esa proximidad en la convivencia agravó las diferencias cuando el empresario decidió rehacer su vida.

El testamento vital del empresario señala también que, tras la incineración, sus cenizas se introduzcan en una urna que deberá depositarse en el panteón familiar que adquirió en el cementerio de San Lázaro de la capital grancanaria. El cumplimiento de los trámites habituales tras cualquier fallecimiento permite también iniciar los necesarios para concluir con la apertura del testamento. Solo el family office a través del que vehiculizaba sus inversiones contaba en 2019 con activos cercanos a los cuatro millones de euros.