La víctima de presuntos maltratos por parte de sus padres, pastores evangélicos, en 2017 en Terrasa (Barcelona) ha asegurado que sus progenitores le dijeron que "tenía el demonio dentro" cuando a los 18 años les confesó que era gay.

Este jueves ha comenzado en la sección 9 de la Audiencia de Barcelona el juicio contra los pastores evangélicos, seguidores estrictos de una rama del cristianismo evangélico, en un caso de denuncias cruzadas, en el que los padres también acusan a su hijo y al que era su pareja de agredirles por los mismos hechos.

La Fiscalía solo acusa a los progenitores y pide dos años y cuatro meses de cárcel para el padre, y un año y medio para su mujer, por vejar a su hijo por ser gay y agredirle en marzo de 2017, cuando los acusados habían quedado con la víctima para devolverle el pasaporte después de que se fuera de casa meses antes.

El joven, que solo ha contestado a las preguntas de la Fiscalía y de su letrado por su doble condición de víctima e imputado, ha explicado que, en enero de 2017, huyó del domicilio ante el temor de que sus padres, si descubrían su homosexualidad, le infringieran algún tipo de castigo físico o "le llevaran a algún sitio".

No sería hasta días después, en una reunión en el instituto donde la víctima estudiaba, cuando el joven confesó a sus padres que era gay en presencia de trabajadoras del centro educativo.

La víctima ha asegurado que su padre, en la reunión, le dijo que "el origen del pene es estar en la vagina" y que podía volver a casa si recapacitaba, y que su madre le preguntó, desde la decepción, "cuánto tiempo llevaba siendo gay" y por qué no lo había contado antes.

Entre la confesión de su homosexualidad y la agresión, la víctima ha explicado que sus progenitores le esperaban algunas veces fuera del instituto "con una postura bastante intimidante" para forzarle a volver a casa y que su padre le hizo llegar una carta donde le decía que lo que hacía no estaba bien, que "era pecado".

La víctima ha defendido que el día de la agresión, los padres se molestaron porque se había presentado con el que era entonces su pareja, motivo por el que se negaron a darle el documento de identidad, lo que desembocó en un forcejeo con la madre, que era quien tenía la documentación.

Ha explicado que su padre lo agarró, y fue entonces cuando la pareja de la víctima, que se había quedado atrás, decidió intervenir para socorrerle, motivo por el cuál el pastor evangélico le cogió del cuello y trató de propinarle un puñetazo, que recibió su propio hijo al interponerse en medio.

Personal del centro educativo donde se produjo la reunión ha testificado que el padre hizo comentarios homófobos contra su hijo, y que llegó a decirle que la decisión que había tomado era una "sentencia de muerte" y, aunque se ofrecieron como mediadores para reconducir la situación, los progenitores no volvieron más.

Por su parte, los padres niegan que tuvieran ningún problema con el hijo por su orientación sexual pese a que para ellos fue "un shock" que hubiera "cambiado su inclinación sexual" y que, el día de la agresión, el acusado fue hacia el coche y trató quitarle el bolso a su madre y la atacó.

Los dos progenitores, que solo han contestado a su abogado, han negado en su relato que infringieran castigos físicos a sus hijos, algo que también ha testificado la hija de los dos pastores y hermana de la víctima, y que su única preocupación era saber cómo subsistía y cómo vivía.

La segunda sesión del juicio se celebrará el próximo 28 de noviembre y continuará con el testimonio de varios agentes de los Mossos d'Esquadra, tras lo que el caso quedará visto para sentencia.