El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Catarroja ha decretado el ingreso en prisión de un hombre de 36 años y nacionalidad española, con antecedentes por violencia machista, acusado de haber montado un auténtico súper de la droga, que vendía al por menor desde las terrazas de bares y locales de ocio de Picanya, Paiporta y Torrent que había convertido en su 'oficina'. El presunto traficante ha sido detenido por la Guardia Civil de Paiporta, que le ha intervenido importantes cantidades de cocaína, cristal (metanfetamina), hachís y marihuana. De momento, está investigado por delitos contra la salud pública (tráfico de drogas) y tenencia ilícita de armas prohibidas.

Así hace la Guardia Civil un narcotest

Así hace la Guardia Civil un narcotest Teresa Domínguez

El teniente Gabriel García, jefe del puesto de la Guardia Civil de Paiporta, ha informado esta mañana en la Comandancia de València de que la investigación se puso en marcha tras recibir informaciones de un punto de venta de droga en Picanya. El ahora detenido disponía de un piso en esa localidad y, desde que fue sometido a las primeras vigilancias, los agentes del Área de Investigación de Paiporta constataron que, pese a tener dos vehículos en propiedad, realizaba constantes desplazamientos usando otros coches prestados. Asimismo, García ha explicado que no tenía ningún medio de vida conocido desde hacía años, pese a lo cual "era capaz de afrontar todos los pagos habituales, incluida la pensión alimenticia a su expareja".

Un negocio boyante y la llegada de Halloween

Los investigadores han descubierto que realizaba entre 30 y 45 ventas diarias al por menor que presuntamente ejecutaba en encuentros rápidos en terrazas de bares y locales de ocio de de Picanya, Paiporta y Torrent. De hecho, los agentes fueron testigos de muchas de esas ventas, de las que han dejado constancia en el atestado entregado

El sospechoso cambió de domicilio durante la investigación y se fue a vivir a una masía aislada en la partida del Ràfol de Torrent, rodeada únicamente por campos de naranjos, lo que le brindaba la discreción necesaria para su boyante negocio. Ese aislamiento también dificultó las labores de vigilancia de los agentes, que tuvieron que aguzar el ingenio para camuflarse con el entorno y no ser descubiertos por el sospechoso.

38

Operación Krolik: a la cárcel por vender droga desde terrazas de locales de ocio de Torrent, Picanya y Paiporta Guardia Civil

Los investigadores habían intensificado el control sobre el presunto narcotraficante ante la inminencia de Halloween, conscientes de que el aumento de demanda de estupefacientes de cara a esa fiesta iba a hacer que el sospechoso moviese más mercancía. Y acertaron. El pasado 20 de octubre, lo vieron salir de la casa de Torrent con una bolsa de plástico con apariencia de contener algo bastante pesado, que colocó en el asiento del copiloto. Después, se puso en marcha e inició una ruta hacia el sur de la provincia por la A-7. Tras un discreto seguimiento, los agentes lo pararon a la altura de Favara y lo detuvieron tras constatar que en esa bolsa llevaba 2,3 kilos de cocaína y 1,2 de hachís.

No tenía dinero en efectivo

Al día siguiente, se practicó el registro en la masía de Torrent donde localizaron otros 7,5 kilos de hachís, 42 gramos de cristal, más de 1,5 kilos de marihuana y otros 300 gramos de cocaína. Además, se encontraron básculas de pesaje, alambres para cerrar las bolsas de monodosis y libretas con anotaciones para llevar la contabilidad. Asimismo, confiscaron cinco armas de fuego cortas, pendientes de estudio para ver si son capaces de disparar fuego real, y 50 cartuchos de munición, una carabina de aire comprimido y varias armas prohibidas entre las que destacan un bastón estoque, una catana, un machete y una ballesta, así como un arco con sus correspondientes flechas.

Durante el registro, a los agentes les sorprendió no encontrar ni un euro en la casa a pesar de la elevada y constante actividad delicitiva observada en el ahora encarcelado. "Creemos que invertía las ganancias en la adquisición de nuevas partidas de estupefacientes" para continuar un negocio que iba en alza. En cuanto a los pagos que realizaba, eran siempre "en efectivo", precisamente "porque así no dejaba rastro", ha matizado el teniente Gabriel García.