Investigación

El informático del Pare Manyanet castigado por denunciar a un cura pedófilo: "Destruyeron mi autoestima"

El extrabajador del colegio Pare Manyanet de Sant Andreu se pronuncia tras lograr con su denuncia que se investigue a quienes lo reprendieron por contactar con los Mossos d'Esquadra al hallar pornografía infantil en el ordenador de un sacerdote

El informático posa de espaldas porque prefiere mantener oculta su identidad (ARCHIVO).

El informático posa de espaldas porque prefiere mantener oculta su identidad (ARCHIVO).

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

Trabajaba de informático en el colegio Jesús, Maria i Josep de la congregación Pare Manyanet del distrito de Sant Andreu de Barcelona. En marzo de 2021 halló accidentalmente 39 gigas de pornografía infantil –que incluían imágenes de violaciones de menores– en el ordenador de un sacerdote que seguía en contacto con menores como rector de la parroquia ubicada en el mismo recinto escolar. Preguntó a los Mossos d’Esquadra cómo debía proceder y el cuerpo policial activó una investigación y le pidió que no dijera nada. 

Gracias a su aviso, el sacerdote fue apartado, arrestado y pronto será juzgado por estos hechos. Sin embargo, la dirección del centro castigó al informático, lo culpó de dañar la imagen de la institución, lo forzó a teletrabajar, lo amenazó con una querella criminal por atentar contra la privacidad del sacerdote y, finalmente, lo despidió

Casi dos años después, la denuncia que presentó por estos hechos ha dado un vuelco al caso y un juez, tal como ha avanzado EL PERIÓDICO, investiga al director del colegio y al abogado de la congregación. El informático, que sigue requiriendo que se respete su anonimato, lamenta el abandono que ha sufrido durante este tiempo. 

-La reacción del colegio le provocó ataques de ansiedad

-A nivel personal me afectó mucho, tanto que me asusté. No lo vi venir. Fue una situación que destruyó mi autoestima. 

-¿Se asustó?

-Me dio miedo ver de lo que eran capaces de hacer. Lo manipulaban todo. Sentía que les daba igual. Me volví paranoico porque no sabía dónde estaban sus límites. Ellos tenían mis datos personales, la dirección de dónde vivo. 

-¿Qué fue lo más duro?

-Me abrieron un expediente sancionador muy duro, me amenazaron con una querella criminal, con multas económicas e incluso con penas de cárcel. Cambiaban las versiones que daban a los padres de los alumnos. Dijeron a un medio de comunicación que quizá había sido yo quien había metido la pornografía infantil en el ordenador del sacerdote. ¿Y todo para qué? ¿Para defender a un pedófilo? 

-¿Lo más duro fue notar el rechazo del colegio?

-No sé cómo funciona la mente ni por qué sentí todo aquello. Tampoco sé qué parte de todo fue lo peor. Si las coacciones, si sentir el rechazo del que había sido mi lugar de trabajo los últimos tres años. Solo un excompañero me ha llamado para preguntarme cómo estoy. 

-¿Hasta dónde llegó la paranoia?

-Acabé teniendo pensamientos intrusivos. Mientras conducía, sin que pudiera controlarlo, cruzaba un pensamiento que me decía que si daba un golpe de volante y me estrellaba todo terminaría.  

-¿La Conselleria d’Educació aún no le ha llamado?

No. Si han pasado casi dos años y aún no me han llamado es porque no les interesa saber qué pasó. Dijeron que investigarían lo ocurrido pero conmigo no han hablado, no tienen mi versión. Solo tienen la versión de la escuela. 

-¿Se sintió abandonado por la 'conselleria'?

A mí me hubiera ayudado recibir una llamada de la 'conselleria'. Que me hubieran dicho que lo que había hecho conmigo la dirección del colegio no estaba bien y que no iba a pasar nada de lo que decían. Yo me sentía muy inseguro. Hasta que EL PERIÓDICO publicó el caso estuve solo. Después recibí el apoyo Col•legi Oficial d'Enginyeria Tècnica en Informàtica de Catalunya (COETIC) y del Col•legi Oficial d’Enginyeria en Informàtica de Catalunya (COEINF). 

-¿Está mejor después de casi dos años?

-He necesitado terapia psicológica, pero estoy mejor. He vuelto a estudiar y estoy tranquilo. Todavía queda algo de todo aquello pero ya ha pasado lo peor. 

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