El asesino de Conde Altea buscó días antes información sobre estricnina y bridas de plástico

Alberto L. H. investigó en internet sobre un potente veneno y dónde comprar bridas de plástico - Un compañero de trabajo de Cristina habla del estado de "angustia" de ella dos días antes

Alberto L. H. está siendo juzgado por el asesinato de Cristina en la calle Conde Altea de València

Alberto L. H. está siendo juzgado por el asesinato de Cristina en la calle Conde Altea de València / M. Falcó

Marina Falcó

Marina Falcó

Una València colapsada por el tráfico ha retrasado el inicio de la tercera sesión del juicio contra Alberto L. H., el asesino de la calle Conde Altea quien mató de forma brutal a Cristina B. M. en la mañana del 3 de diciembre de 2021.

Igual de desapacible que el tiempo ha sido la jornada de hoy en la sala del Tribunal del Jurado de la Ciudad de la Justicia de Valencia. Dos testimonios han provocado congoja entre los asistentes al juicio por su especial crudeza al hacer referencia al sufrimiento mental que sufría Cristina por la asfixiante relación que parecía mantener con el acusado, y el dolor físico que pudo padecer durante su trágica muerte.

"Estaba angustiada y nerviosa"

El primer testigo que ha prestado declaración esta mañana de miércoles ha sido uno de los compañeros de trabajo de Cristina en la inmobiliaria donde estaba empleada.

Dos días antes del asesinato machista, este trabajador que había desarrollado una relación de amistad con la víctima, ha contado que la encontró "nerviosa y angustiada" al preguntarle la razón, Cristina le explicó que Alberto quería trabajar en esta misma inmobiliaria. Él se había enterado de que estaban reclutando gente e "insistió en solicitar el puesto de trabajo".

Al ver el estado de nerviosismo de la joven ante la posibilidad de que Alberto llegara a formar parte también de su vida laboral, el testigo le aconsejó que le pidiera el currículum al acusado "y que pase varias entrevistas con varios de los responsables. Y de aquí un mes que le digan que no es apropiado. Te aconsejo que no trabajes con tu pareja. Eso se lo le dije sobre todo por cómo la vi", ha asegurado el testigo.

Una búsqueda sobre estricnina y una pelea desigual

En el marco de la investigación sobre este asesinato, la policía tuvo acceso a los dos móviles de Cristina, el personal y el profesional; a un portátil que se halló en la vivienda de Conde Altea, una memoria USB y al teléfono móvil del asesino confeso. Precisamente la jefa de Homicidios de la Policía Nacional que también ha testificado hoy ha desvelado que uno de los hallazgos más reveladores se encontró en el teléfono móvil de Alberto L.H.

Menos de un mes antes el abogado había realizado varias búsquedas en internet. Una de ellas acerca de la estricnina, un potente veneno que afecta al sistema nervioso central y puede provocar la muerte entre terribles convulsiones. Además, también quedaron registradas en el historial de búsquedas del teléfono consultas sobre dónde comprar bridas e información sobre somníferos o a qué velocidad tener un accidente de coche para matarse.

A este respecto, la jefa del Grupo de Homicidios ha descartado que relacionaran estas búsquedas con una posible intención de suicidio: "No lo relacionamos con el suicidio porque las bridas no tienen mucho sentido en ese caso", ha concluido.

El acusado buscó un mes antes del asesinato en internet información sobre un potente veneno, la estricnina, y acerca de somníferos

 La declaración del uno de los inspectores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional que llevó a cabo las averiguaciones del caso ha provocado que varios de los asistentes rompieran a llorar por la crudeza de las descripciones.

Tras describir la "brutal escena del crimen" como fue calificada por otro de los agentes que estuvieron en el ático de Conde Altea, este inspector ha explicado a los miembros del jurado popular que el crimen se produjo en el dormitorio con la ventana y la puerta cerradas. Esto se deduce porque en el interior de la puerta se hallaron manchas de sangre derivadas del apuñalamiento. “La víctima no tuvo posibilidad de escapar”, ha sentenciado.

Cristina estaba tumbada en el suelo junto a la cama y recostada sobre su lado izquierdo, "con un cuchillo de grandes dimensiones en la cabeza". El arma, según confirmaron los forenses más tarde, había penetrado en la zona craneal unos 15 centímetros.

Este inspector ha explicado que se produjo una pelea "pero bastante desigual porque, según la composición de lugar, el primer golpe que recibió Cristina fue con una piedra en la nuca, esa pedrada en la cabeza ni la mata ni la anula, pero lo único que pudo hacer fue defenderse de las cuchilladas según se desprende de las heridas de defensa que ella tenía en mano y antebrazo".

El recorrido del asesino

Las huellas de sangre que se encontraron en la pequeña vivienda dibujaban un trayecto que salía de la habitación, después iban a la cocina, de nuevo hacia la habitación y después al baño y a la terraza.

La hipótesis que barajaron los investigadores y que así reflejaron en los informes es que "fue un ataque que no duró segundos y la víctima fue consciente de que la estaban matando. Sobrevivió sin ningún género de dudas a la pedrada en la cabeza que recibió mientras dormía, y es entonces cuando se pone a la defensiva porque pone los brazos y la mano donde recibe cuchilladas". Tampoco fue letal la cuchillada en de la cabeza, según luego confirmó la autopsia.

Por eso, según han explicado a la Sala, Alberto salió de la habitación para coger una piedra ornamental que estaba en el recibidor de la casa. Se la estampó en la nuca a Cristina mientras esta estaba en la cama adormilada. Y después le clavó el cuchillo que quedó encajado en la cabeza y que no pudo extraer "por eso luego fue a la cocina, para coger más armas, porque esa cuchillada no la mató.

Tras ese salvaje ataque, el acusado presuntamente cogió el cinturón de un batín que estaba colgado detrás de la puerta de la habitación y terminó estrangulándola.

En total, Cristina sufrió 65 heridas.