Condenan a 22 años y medio de prisión al asesino de Conde de Altea

La sentencia, dictada tras veredicto de culpabilidad del Jurado Popular, no aprecia las atenuantes de confesión ni obcecación. La Sala le impone el pago de una indemnización de 100.000 euros para la madre y la hermana de la víctima

Condenan a 22 años y medio de prisión al asesino de Conde Altea

Condenan a 22 años y medio de prisión al asesino de Conde Altea

Nueve días después de que el jurado popular lo declarara culpable del crimen de su novia Cristina, el conocido como el asesino de Conde Altea ya ha recibido su condena. La Sección Segunda de la Audiencia de Valencia ha condenado a Alberto L.H. a 22 años y medio de prisión por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, y además aprecia finalmente la agravante por discriminación de género. La Justicia otorga algo de paz por fin a los familiares de Cristina, cuya vida terminó de manera trágica en su vivienda ubicada en la calle Conde Altea. 

La Sala establece además que Alberto L.H., abogado de profesión, deberá pagar una indemnización de 77.777 euros para la madre de la fallecida y de 22.222 euros para su hermana, todo ello por los daños morales. También deberá abonar las costas del juicio.

Ha pasado ya un año y medio del 3 de diciembre de 2021, cuando el condenado mató de forma brutal a Cristina, con la que llevaba apenas tres meses de relación, al considerar que ella iba a cortar con él. Fueron 65 las heridas que presentaba la víctima cuando encontraron el cadáver. Primero, Alberto L.H. le dio un golpe con una piedra en la nuca a su novia, que quedó aturdida por la pedrada pero sobrevivió a ella. Después, el asesino le propinó una cuchillada en la cabeza, quedando el cuchillo insertado en la cabeza, pero como aún seguía viva el abogado decidió coger más armas blancas de la cocina para propinarle numerosas heridas cortopunzantes por todo el cuerpo. Por último, la asfixió con el cinturón de un batín. La sentencia considera hechos probados que Eugenia intentó defenderse de los ataques de su pareja, y que falleció como consecuencia del shock hipovolémico hemorrágico que le produjeron las heridas.

Muerte "despiadada, cruel e inhumana"

También se consideran hechos probados que Alberto L.H. insistía en estar con ella, que le controlaba el teléfono móvil y que, si no quería estar con él, debía morir. Varios testigos confirmaron en el juicio la intención que ella tenía de dejarlo y un compañero de trabajo de la víctima dijo que la notó "agobiada" por eso mismo dos días antes de morir. La muerte de Cristina fue, dice la sentencia, "despiadada, cruel e inhumana", y la víctima tuvo un sufrimiento innecesario.

La sentencia no aprecia la atenuante de obcecación, como solicitaba la defensa del condenado, puesto que los miembros del jurado no consideraron probados los hechos requeridos para su concurrencia. La defensa había alegado que el acusado estuvo movido por una "idea obsesiva" que le perseguía la mente, algo que ha quedado rechazado. En el juicio se comprobó, además, cómo Alberto L.H. había buscado información sobre varios métodos de causar la muerte, como el envenenamiento, y mecanismos para atar, como bridas de plástico.

En su sentencia, el Presidente del Tribunal también descarta la atenuante de confesión porque, de acuerdo con el criterio del jurado, “el acusado no confesó los hechos en el momento en que dicha confesión podía ser relevante (…) y podía evitar la angustia o incertidumbre de los familiares de la víctima”. Así, “cuando admitió los hechos, lo hizo con la idea de poder obtener algún beneficio”, precisa. 

Según el relato que consideró probado el Tribunal Popular en su veredicto, el condenado y la víctima mantenían desde el mes de septiembre de 2021 una relación sentimental sin convivencia, en la que ella pasaba ocasionalmente la noche en la casa de él, tal y como sucedió el día del asesinato que conmocionó a la calle Conde Altea. Y es que el hombre, al escapar de la vivienda, cayó por el patio interior del edificio unos cinco metros hasta golpearse con el tejado de uralita de un restaurante italiano. Él aseguró en un primer momento, al ser encontrado la mañana siguiente inconsciente por los dueños del restaurante, que estaba tratando de robar. Pero en ese momento no confesó. Así que no fue hasta varios días después cuando se encontró el cuerpo de Cristina.

La joven quedó aturdida como consecuencia de los golpes, lo que aprovechó el penado para apuñalarla después en múltiples ocasiones con dos cuchillos y unas tijeras de forma “despiadada, cruel e inhumana

Las jornadas del juicio han contenido varios momentos de congoja ante la descripción precisa de este horrible crimen machista y de todo lo que lo rodeó.

La sentencia no es firme y contra ella se puede presentar recurso ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.