Un jurado popular juzgará a partir de mañana al joven de nacionalidad colombiana acusado de matar en febrero de 2022 a un compatriota en València tras discutir por un simple patinete. Se da la circunstancia de que la víctima del crimen fue en su día verdugo en otro homicidio, en ese caso por imprudencia grave, que tuvo una gran repercusión. Se trata de la muerte de Rebeca Borrás, la joven universitaria de 20 años que fue atropellada cuando cruzaba por un paso de peatones de la calle San Vicente Mártir, frente a la estación del AVE de València. El conductor que la arrolló, yendo ebrio, drogado y a una velocidad excesiva, es el mismo que ahora figura como víctima mortal en este juicio por homicidio doloso, como ya adelantó en exclusiva Levante-EMV.

Al margen de estos giros paradójicos de la vida, en los que la persona que arrebató la vida de una joven es ahora la víctima a la que le han segado la suya de una certera puñalada en el tórax, el Ministerio Fiscal solicita para el acusado una pena de trece años de prisión por un delito de homicidio con abuso de superioridad, al haber hecho uso de un arma blanca cuando su oponente estaba supuestamente desarmado.

El crimen se produjo a las 2.20 horas del 20 de febrero de 2022 en las inmediaciones de un pub de la avenida Portugal de València cuando Maicol Enrique C. A., de 21 años, discutió con la víctima, Diovani Alexis C. T., de 36. Aunque ese día la discusión estuvo motivada por el patinete que llevaba Diovani, la enemistad entre ellos venía de tiempo atrás, al parecer por un supuesto triángulo amoroso y el sentimiento de posesión machista sobre una mujer, madre de la hija del fallecido.

Una certera puñalada en el tórax

Durante la discusión «ambos se golpearon violentamente con las manos, empujándose y dándose puñetazos», según recoge el fiscal en su escrito. Hasta que en un momento dado el procesado sacó un cuchillo y le asestó a su víctima una certera puñalada en el tórax que le seccionó la arteria aorta.

Tras el crimen el presunto homicida se marchó del lugar con el patinete que había motivado la discusión y posteriormente huyó a Italia. El grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que lo tenía identificado desde el primer momento, siguió sus pasos y averiguaron que había tomado un autobús desde Barcelona a Milán. Finalmente fue arrestado menos de tres meses después en la ciudad italiana de Údine.

El hombre al que mató ya había cumplido su condena de tres años de prisión que se le impuso por el atropello mortal –circulando bajo los efectos del alcohol y la cocaína, a 94 kilómetros por hora– de la joven Rebeca, cuya muerte sigue recordando una bicicleta blanca frente a la estación del AVE.