La madre de Wafaa estalla en el juicio: "¿Por qué mató a mi hija? ¿Por qué la torturó? ¡Nunca le perdonaré!"

Dos ex novias del acusado explican que a una la dejó inconsciente estrangulándola y a la otra la agredió sexualmente

Su compañero de celda relata que le contó el asesinato y violación de Wafaa «mientras sonreía»

Comienza el juicio contra El Tuvi por la violación y asesinato de Wafaa 5 años después

Foto: G. Caballero | Vídeo: T. Domínguez

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

Si el dolor tuviese nombre de mujer sería Soraya. La madre de Wafaa Sebbah, la joven de 19 años salvajemente torturada, violada y asesinada el 17 de noviembre de 2019 por el que se suponía uno de sus amigos, estalló ayer durante su declaración ante el jurado que juzga desde el martes al presunto autor de esos hechos, David S. O., alias Tuvi. La sala de vistas se empequeñeció cuando la mujer, que había logrado dominar los nervios y la rabia en los primeros momentos, no pudo más y estalló en un grito sordo de dolor y un llanto desesperado. Fue cuando su abogada, Isabel Carricondo, le pidió que describiese a su hija.

Habló en presente porque sigue sin asumir que Wafaa no está desde hace 5 años y tres días. «Quería ser azafata, ese es su sueño. Es alegre, generosa, tiene muchos amigos, todo lo que tenía lo gastaba con sus hermanos, conmigo, con los amigos: protege a sus hermanos siempre; ella es la luz de mi casa, de mi vida. ¡Mi Wafaa!», se desgarró. 

«¡¡¡Quiero saber por qué, por qué la mató!!!», gritó enloquecida. «¡Ojalá la hubiese violado y la hubiera dejado viva! ¡Ojalá la hubiera matado con una pistola de un tiro y ya está! ¡Este monstruo la violó, la maltrató y la torturó! ¡Nunca le perdonaré!», señaló con el dedo acusador a David S. O., que no varió un ápice su gesto, aunque tampoco se atrevió a enfrentar la mirada de la madre de su víctima. 

Y Soraya siguió. «Destrozó a mi hija, a mis hijos, a mí. Yo no soy como antes, mis hijos no son como antes». Grita y llora, revolviéndose en el asiento. Su abogada acude a su lado; la trabajadora social que la acompaña, la abraza, pero nada la consuela. Está rota por dentro.

La defensa, en su línea

«No puedo ni trabajar, yo antes no paraba, y ahora ¡no puedo! Me agobio, no puedo respirar, solo puedo hacer el trabajo con los niños de la guardería porque me recuerdan a mi Wafaa. Mis hijos sacaban buenas notas, y ahora ya no estudian». La voz se le apaga hasta convertirse en un hilo de sollozos.

Carricondo renuncia a seguir preguntándole; la defensa, no. «¿Pero Wafaa tenía contrato en esos sitios donde trabajaba?». La magistrada, que está demostrando una paciencia infinita, se ve obligada a intervenir en medio de la incredulidad de jurados, letrados y público para recriminarle al abogado de Tuvi su impertinencia. 

Fue el testimonio más emotivo de la jornada, pero no el único. Dos de los más relevantes fueron los de las ex novias de Tuvi cuyas denuncias le han generado sendas condenas por violencia machista. 

Una de ellas, con quien estuvo entre 2016 y 2018, relató cómo la amenazaba, controlaba y acosaba o cómo quemó el coche de su nueva pareja porque se negó a volver con él. También, cómo la molió a puñetazos y la violó una noche que habían salido y ella había bebido en exceso. «Nunca lo denuncié porque no quería volver a saber nada de él. Recuerdo abrir los ojos. Lo tenía encima de mí, moviéndose. Hizo lo que quiso. Al día siguiente, me desperté desnuda de cintura para abajo», confesó con la voz entrecortada por el llanto contenido y el pudor de revelarlo en voz alta ante desconocidos. Sin saberlo, describe exactamente cómo fue encontrado el cadáver de Wafaa.

«Las tías solo valen pa’ follar»

La otra joven, a quien incluso le dijo «las tías solo valéis pa’ follar y au», volvió a contar, como lo hizo en junio durante el juicio en el que resultó condenado, cómo la dejó inconsciente durante casi 20 minutos con su técnica preferida, el ‘mataleón’, un estrangulamiento sanguíneo con el antebrazo sujetando a la víctima desde atrás que causa el desvanecimiento en segundos. El mismo que confesó haber usado con Wafaa y que se cree empleó con su otra víctima mortal, Isabell Raducanu, la mujer embarazada de seis meses a la que remató de 37 cuchilladas en Xàtiva cinco meses antes que a la joven de la Pobla Llarga.

El otro testimonio demoledor de la jornada fue el del preso de confianza que fue la sombra de Tuvi mientras estuvo bajo el programa de protección contra el suicidio, algo que se aplica siempre a todo recluso recién ingresado con delitos graves o mediáticos. El ya exrecluso contó a la sala cómo David S. O. era «un experto» en hacer el ‘mataleón’ a otros internos, a alguno de los cuales incluso dejó inconsciente y cómo «se metía en muchas peleas, hasta que pusieron cámaras en los módulos. A partir de ahí, ya se portó bien», declaró.

También rememoró cómo le fue contando, en distintos momentos, que «violó a Wafaa», que «le hizo el ‘mataleón’ y se le fue de las manos, porque se la quería follar y ella se negó», que «le filmó la cabeza con cinta» o «cómo le pegó después 18 tiros o le tiró encima cubos de sosa cáustica después de echarla al pozo». «Me lo decía con una sonrisa. Yo le pregunté si era necesario todo eso, y él callaba». 

«Es un depredador. No puede estar en la calle»

Los amigos y amigas de David S. O. coincidieron todos. Salvo una, Jadda, la supuesta «mejor amiga de Wafaa», que se ha quedado sola en su defensa de Tuvi. El resto lo describió sin rodeos: «Es un depredador. Lo que ha hecho no tiene perdón. No puede estar en la calle». Las declaraciones de ese tipo se fueron sucediendo ayer por la mañana ante los nueve miembros del jurado. «Estaba obsesionado con las mujeres y los coches», «es un obseso del sexo», «estaba obsesionado con Wafaa»... También sus referencias al crimen cuando aún no se sabía que él lo había cometido, desde preguntarle a una novia «si alguna vez había olido un cadáver», a pedirle a otra que «le comprase 50 euros de sosa cáustica» o «confesar que había matado a la embarazada de Xàtiva».

Pero el plato fuerte del día fue cuando todos, salvo Jadda, lo retrataron como una persona «normal, que habla como usted y como yo, antes y después del accidente en que estuvo en coma; nunca ha balbuceado», «parecía tonto, pero no lo era», «hacía cosas raras mucho antes de ese accidente, como tirarse en marcha de un coche en la autovía» o «sabía muy bien qué hacía y qué no hacía; perdía el control solo si se le llevaba la contraria, si no, pensaba muy bien las cosas antes de hacerlas».

"Es muy inteligente y habla normal"

Quien mejor lo retrató fue nuevamente el preso que compartió celda con él: «Es una persona muy inteligente. Por cómo hablaba, se expresaba, cómo explicaba cosas y cuánto sabía. Y, sobre todo, por cómo jugaba al ajedrez. Me sorprendía porque muchas veces, él que no había jugado antes, me ganaba, y yo llevo años y años jugando».

Tampoco tuvo suerte la defensa con el supuesto consumo de cocaína y alcohol del acusado. «No bebía especialmente, como mucho una cerveza de vez en cuando» o «¿drogarse? Fumaba marihuana, pero drogas duras, como cocaína, no, la verdad». 

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