Juicio caso Wafaa
Tuvi, delatado por las escuchas: "Yo todo lo que hago lo tengo todo estudiado. Lo que tengo que hacer y decir, todo"
Los médicos forenses confirman en el juicio que Wafaa estaba viva no solo cuando fue tiroteada y acuchillada, sino también cuando fue arrojada al pozo de 16 metros de altura: «Sí, sufrió mucho»
Un micro instalado por orden judicial en su coche captó al acusado hablando normal, con fluidez y sin balbuceos

David S. O., El Tuvi, durante el juicio por el asesinato de Wafaa / Germán Caballero
Los últimos días en libertad de David S. O., alias Tuvi, el juzgado de Alzira que investigaba la violación y asesinato de su víctima, Wafaa Sebbah, autorizó a Homicidios de la Guardia Civil a colocar en su vehículo un micrófono ambiente para grabar sus conversaciones. Fue entre el 11 y el 20 de junio de 2019. El 15 de ese mes, un día antes de que los agentes decidieran detenerlo ante la posibilidad de que acabase matando nuevamente y lo hiciera en la figura de su entonces novia, David S. O., mantuvo una conversación telefónica precisamente con esa joven en la que le dijo textualmente: «Yo todo lo que hago lo tengo estudiado. Todo lo que hice, lo que tengo que hacer y decir, todo...».
La afirmación resonó este lunes en la sala de vistas como un trueno, sobre todo porque los once miembros del jurado, los nueve titulares y los dos suplentes, pudieron escucharle cómo habla cuando no está en un juicio: con fluidez, sin balbuceos y con frases largas pronunciadas sin interrupciones; es decir, habla rápido y normal, exactamente al contrario de cómo lo ha hecho ante el jurado, cuando trató de aparentar una grave discapacidad.
Hacer que esos audios se escuchasen en la sala al tiempo que declaraba el agente de la Guardia Civil que analizó las transcripciones le ha hecho daño, tanto que la defensa acabo enzarzándose con el guardia y poniendo en tela de juicio su capacidad para realizar ese trabajo.
Emborrachar y violar a una chica
Además de esa demostración de que conserva intactas sus capacidades intelectuales para afrontar su detención por el asesinato de Wafaa, que intuía inminente, la grabación ha servido para que el jurado le haya escuchado planear con un amigo emborrachar a una joven rumana para luego agredirla sexualmente entre ambos o cómo se refería a las mujeres, incluida Wafaa, como «putas».
El mayor daño a su defensa, no obstante, fue la declaración de los cuatro forenses que intervinieron en el levantamiento del cuerpo y en la posterior autopsia. Explicaron, apoyándose en las fotografías tomadas durante el estudio de los restos cadavéricos, que fueron proyectadas en un monitor en la sala para que los jurados pudiesen comprender cada una de sus afirmaciones, que hubo ensañamiento. «Sí, sufrió mucho, muchas de las lesiones no son mortales y solo conducen a aumentar el dolor y el sufrimiento de la víctima».

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Todas las heridas sangraron
Y volvieron a exponer, como ya hicieron en el informe definitivo de la autopsia, que Wafaa estaba viva cuando la arrojó al pozo. Lo atestiguan las fracturas que tiene a lo largo de todo el lateral izquierdo del cuerpo, en el fémur y también en las costillas: «Son fracturas en fresco, con sangrado y son oblicuas. Son las fracturas que vemos en personas que se precipitan al vacío y caen de pie, y que se producen cuando el músculo se contrae como reacción a esa caída». Es decir, estaba viva y reaccionó a la precipitación. Es más, consideran que esas contusiones se produjeron al golpearse contra las paredes del pozo y contra el tubo de aireación que hay a lo largo de toda la oquedad.
También hay «respuesta vital», es decir, estaba viva, cuando recibió las cuchilladas–debido a la destrucción de los tejidos blandos por efecto de la putrefacción y el tiempo transcurrido, solo hay tres acreditadas: una en la espalda y dos más en un punto del cuerpo que no ha podido ser determinado– y los disparos con la carabina de perdigones –hay siete documentados, cinco frontales, alojados en los antebrazos, que ella unió ante la cara en gesto de defensa, y dos por la espalda–. En todas esas lesiones hay sangrado.
Gracias al estudio forense saben que primero fueron las torturas y que el penúltimo acto fue precintar su cabeza y brazos con cinta de embalar, produciéndole la muerte por asfixia, aunque antes de que falleciera la arrojó al pozo, desnuda de cintura para abajo y de pie, lastrada con una azada. En cuanto al sujetador, lo dejaron claro: «Estaba cortado entre las copas».
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