Dos años de cárcel y 200.000 € de indemnización por contagiar el VIH a su novia

La Audiencia Provincial de Valencia no aprecia dolo dada la baja probabilidad de contagio por la «escasa frecuencia en que mantenían relaciones sexuales»

Juzgado por contagiarle el sida a su pareja en Valencia

Ignacio Cabanes

La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a dos años de prisión por un delito de lesiones por imprudencia grave, con resultado de enfermedad grave, al acusado de haberle contagiado a su por entonces novia el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) tras ocultarle durante el año y medio que duró su relación sentimental que era portador de dicha enfermedad desde su nacimiento. El tribunal finalmente no ha apreciado dolo eventual en la acción del condenado, que se enfrentaba a una petición de pena de once años de cárcel, al considerar que la carga viral era baja y que ello, unido a la «escasa frecuencia en que mantenían relaciones sexuales», impide hablar de un alto grado de probabilidad de que se produjera el contagio –aunque este sí se produjo y la víctima deberá recibir tratamiento crónico–.

De hecho, al tratarse de una enfermedad grave e incurable, que ataca al sistema inmunológico y que requiere de tratamiento farmacológico de por vida para prevenir la evolución de fases más avanzadas como el SIDA, el condenado deberá indemnizar a su víctima con 200.000 euros por las secuelas y daños morales, más los 8.250 euros por los 165 días que permaneció de baja laboral.

El acusado alegó que desconocía que era portador pese a estar en tratamiento desde que era un niño

El acusado alegó durante el juicio que desconocía que fuera portador del virus pero la Sala de la Sección Primera de la Audiencia de Valencia indica que dicha «justificación resulta por completo inverosímil», ya que el ahora condenado era portador desde niño –contagiado por la madre durante el embarazo– y si bien durante la infancia su progenitora lo pudo haber mantenido ignorante de la enfermedad, «esta situación no pudo mantenerse más allá de la adolescencia». El doctor que lo trata desde los 14 años aseguró en la vista oral que cuando empezó el tratamiento, tras ser derivado de pediatría, la carga viral era muy alta y debía recibir triple medicación. Este testigo-perito reconoció haberle informado debidamente de la enfermedad, de las formas de contagio y de las medidas que debía adoptar en sus relaciones sexuales.

No obstante, el procesado, de 32 años, dejó de tomar la medicación (con ella llegó a tener carga viral negativa sin posibilidad de contagio) y, según ha quedado probado, entre junio de 2019 y enero de 2021, ocultando a su pareja dicha enfermedad y manteniéndola ajena al grave riesgo que corría, mantuvo con ella relaciones sexuales sin preservativo ni método profiláctico alguno, transmitiéndole el VIH.

Hallazgo de las pastillas

La víctima descubrió en enero de 2021 unas pastillas en la mochila de su pareja cuando buscaba unas tijeras –previamente la mujer de la limpieza también había encontrado en un bolsillo del pantalón medicación deshecha que el acusado dijo que eran vitaminas–. Cuando buscó en internet para que eran y se enteró que eran para el tratamiento del VIH, la mujer se hizo inmediatamente las pruebas, dando positivo.

La defensa trató de invalidar la obtención de dichas pruebas por parte de la denunciante al afectar a la intimidad de su patrocinado pero el tribunal estima que no se puede declarar nula la prueba ya que desconocía por completo la naturaleza de lo que finalmente encontró.

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