Crimen de Gestalgar: «Esta persona no es nada, y si tengo que cortar cachitos, corto cachitos»

El jurado escucha en la sala los demoledores audios en los que los cuatro acusados planifican el asesinato y cómo deshacerse de su víctima: «Lo mejor es llevarlo a un sitio y no dejar rastro. O un zulo o quemarlo»

Juzgados por asesinar y descuartizar a su casero y quemar su cadáver en Gestalgar

Ignacio Cabanes

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

Si María Pilar, Luis Marcos, Laura y Alan, los cuatro acusados de asesinar a traición a Alfredo Balaguer Ríos en la madrugada del 28 de junio de 2022, mientras dormía, en el piso que él tenía alquilado en el valenciano barrio de la Fuensanta, para luego descuartizarlo y deshacerse del cadáver quemando sus restos en Gestalgar, tenían alguna posibilidad de eludir los 110 años de cárcel que les pide la Fiscalía, ayer, en la tercera sesión del juicio con jurado contra ellos, esa mínima probabilidad se esfumó por completo. 

A propuesta de la fiscal, Socorro Zaragozá, los nueve miembros del jurado escucharon, uno tras otro, los lapidarios audios que se mandaron entre sí el mismo día del crimen, hora y media antes de ejecutarlo, y que prueban no solo la planificación del asesinato, sino, sobre todo, la implicación de todos ellos en ese propósito criminal.

La voz de los cuatro retumbó en la sala y, para disipar cualquier posible duda, los tres agentes del grupo de Homicidios de la Guardia Civil que investigaron el caso, remacharon explicando cuál fue la motivación (económica: hicieron compras por valor de 1.690 euros con las tarjetas de Alfredo entre su asesinato y la detención de los cuatro, a finales de septiembre, y falsificaron el contrato de alquiler a nombre de Alfredo para quedarse con el uso del modesto piso, aprovechando que su dueño estaba ingresado en una residencia y los hijos se habían desentendido de la propiedad) y situando en el tiempo a cada uno de los protagonistas y sus comunicaciones.

Audios del crimen de Gestalgar

Teresa Domínguez

Ocho mensajes que les implican sin remedio

Los más demoledores son ocho mensajes de audio a través de Whatsapp que se cruzaron entre las 22.34 y las 23.03 horas del 27 de junio de 2022. Alfredo fue asesinado entre las 0.38 y las 3.30 horas siguientes, en la madrugada ya del 28 de junio.

En el primero, Alan, novio entonces de Laura, la hija de Pilar, le dice a su ‘suegra’ (él tenía 23 años, la chica, 19, y la madre de esta y principal acusada, 52) frases del siguiente calibre: « Yo si quieres te puedo localizar sitios que yo me sé, para esconder algo, sitios que están a tomar por culo sin levantar sospechas. Y no hace falta ni que cojáis [alquiléis] un coche. Si me dices lo que queréis quemar, yo eso te lo puedo conseguir». 

El ofrecimiento tiene su espejo en un hecho cierto: el crimen se produjo en el piso de la Fuensanta, pero el cadáver fue hallado, a primera hora de la mañana del 29 de junio (tuvieron el cuerpo descuartizado 24 horas en la vivienda antes de deshacerse de él), aún humeante, en un paraje de Gestalgar conocido como Piedra María, al borde del río Túria. Alan vivía con su abuela en Vilamarxant y conocía sobradamente esa zona, muy visitada sobre todo por los habitantes de los municipios del Camp de Túria más próximos.

En el siguiente audio, se escucha cómo Pilar, ante el sentido ofrecimiento de ayuda que le hace su ‘yerno’, le dice a su hija Laura que tanto ella como su pareja, Luis Marcos (de 51 años en ese momento), tienen caducado el carné de conducir, lo que complicaría alquilar un coche para llevar a cabo el traslado. Cuando Laura recibe ese mensaje, en la noche del 27 de junio, su madre Pilar y la pareja de esta, Marcos, estaban en el piso de València, con la víctima, aunque en habitaciones distintas; mientras que Laura y Alan estaban en la vivienda de la abuela de este, en Vilamarxant.

"Yo soy muy meticuloso"

La exposición de Pilar tiene el aspecto de un intento de manipulación para preparar el terreno y acabar pidiéndole a Alan y a su hija, al día siguiente, que sean el joven quien vaya desde Vilamarxant a València con su coche a recoger las bolsas con el cuerpo descuartizado para llevarlo al sitio supuestamente elegido por él y prenderle fuego, viaje en el que le acompañaría Laura.

Puesto en ese punto, Alan le responde directamente a su suegra (es evidente que su novia le acaba de decir lo de los carnés caducados): «A ver, le acabo de decir a Laura que en vez de alquilar un vehículo, porque eso va a ser más jodido y vais a levantar más sospechas, porque va a pasar así, que eso lo tienen muy mirao... El día que lo alquiléis y lo queráis hacer, va aparecer justo que ha desaparecido [en referencia a Alfredo] y vais a dar mucho el cante. Yo le he dicho a Laura que yo cojo, hago una matrícula nueva, le meto una copia falsa, le pongo vinilo al coche, lo pinto entero, le hago cualquier mierda y me ocupo de que no haya ni rastro. Yo soy muy meticuloso con eso. Nadie sabe por dónde voy. Que Laura sabe que le he contado muchas cosas y si quiere tu hija que te las cuente. Si quieres que lo planeemos, tú dime qué quieres, que yo te ayudo». Alto y claro.

"Hay que quitárselo de en medio sí o sí"

El siguiente en la secuencia es Marcos, quien le habla a Alan para acabar de envolverle en el plan: «Yo también tengo gente para quitarlo de en medio. Esta persona hay que quitársela de en medio sí o sí. ¡Sí o sí!». Después habla de «quedarnos con el piso de una manera o de otra» e insiste en que «cuando llegue el momento, se le quita de en medio, pero primero, antes de eso, va a padecer y a sufrir. Por eso hay que buscar un sitio. No dejar huellas. Hay que pensar con mente fría. No voy a permitir ni consentir, a partir de esta noche, que esto vaya a más». Faltaban menos de dos horas para darle muerte.

Y Marcos continúa: «Pero todo eso, Alan, con mucho cuidadito y muy meticuloso, y no dejar pistas ni huellas ninguna. Como si nosotros no supiéramos nada. Que esta persona se fue, que no oímos nada y que nosotros no sabemos nada de esta persona y ya está». La planificación de la coartada.

Para vencer cualquier posible duda, es Pilar quien le habla a Alan a continuación. Le da más argumentos y, entre otras cosas, afirma literalmente «Si la justicia no, no actúa y pasa de todo, hay que tomarse la justicia por nuestra cuenta. (...) Así que si alguien se tiene que ir de aquí, pues que sea mejor esa persona. Como no se puede ir por las buenas, pues habrá que irse por las malas».

"Yo ya no tengo escrúpulos"

Alan responde: «A ver, se pueden buscar localizaciones así sin más. Y si te lo quieres cargar sin llamar la atención, pues ahora tienes venenos. Básicamente, coges uno y los venenos que hay ahora mismo son muy difíciles de detectar porque son remedios naturales. Entonces, ¿qué pasa? Que eso llega a algún grupo sanguíneo [sic] y llega al corazón, y luego al cerebro directamente. Entonces, si te consigues hacer con un veneno que pase inadvertido, no llamar la atención, tú se lo pones en la comida o la cena, que se vaya a costar en ese mismo momento y a la mañana siguiente parece una muerte dulce. O sea, ha sido natural, pero si no queréis llamar la atención ni nada, se tiene que hacer a las tantas de la madrugada [esa fue la opción elegida, de hecho]. Lo malo que tenéis es cómo queréis sacar el cuerpo. Eso va a ser lo jodido, por el hecho de que vivís en ciudad y vais a llamar mucho la atención en ese barrio. Entonces, va a estar jodido eso. Pensadlo bien, qué método vais a utilizar. Y cuanto menos sufra, mejor. Si es rápido, mejor. Te lo digo por experiencia».

"Hay que actuar ya"

Pilar (por detrás de ella se escucha la voz de Marcos sugiriéndole fármacos) le responde que eso no es posible y que «hay que actuar ya y hay que hacerlo de otra forma. Lo mejor es lo que se tiene pensado y ya está. Y llevarlo a un sitio donde se pueda quemar o lo que sea y que no deje rastro ninguno. O bien un zulo o quemarlo. Es lo que se merece. (...). Llega un momento en que yo ya no tengo escrúpulos. No, porque ya me están tocando lo que a mí más me duele, y ya sabes tú lo que es, que me haya amenazado. Y no, no voy a consentirlo. Que no, que no. Yo no aguanto más. Ya me encargaría yo en un momento dado. Esta persona no es nada, si tengo que cortar cachitos, corto cachitos». A las 0.38 horas del día 28 le mandó un mensaje a Alfredo, que ya llevaba tiempo encerrado en su habitación, con la intención, sostienen la Guardia Civil, la fiscal y la acusadora particular, de cerciorarse de que su víctima dormía para así poder ejecutar el plan.

Los cuatro fueron detenidos tres meses después, cuando Alan acudió a la Policía Nacional alegando que Marcos los tenía secuestrados a él, a Pilar y a Laura y que le tenían miedo porque había matado a Alfredo. ¿Fue una torpeza? En realidad, no, porque si bien esa noche de septiembre fueron formalmente arrestados por el grupo de Homicidios de la Policía Nacional, su arresto por parte de sus colegas de la Guardia Civil era inminente, ya que los tenían identificados desde julio tras averiguar la identidad de la víctima por una placa de titanio insertada en una de sus vértebras y solo estaban a la espera de, entre otras pruebas, esos wasaps que ayer, a propuesta de la fiscal, los han dejado desnudos de defensa a ojos de los jurados.

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