El presunto asesino de Richard vendió su móvil y tiró el de su víctima para no ser rastreado
El análisis del teléfono de la víctima sitúa el terminal en casa del detenido en las horas siguientes al crimen
Francisco José B. M. permanece internado en la Enfermería de la cárcel de Picassent bajo vigilancia

Módulo de Enfermería en la cárcel de Picassent, donde se encuentra ingresado el presunto homicida. / Miguel Ángel Montesinos

El presunto asesino de Heberto M. C., a quien todos conocían como Richard, tomó muchas precauciones para no ser descubierto, pero de poco le han servido, ya que no han impedido que el grupo de Homicidios de la Policía Nacional de València lo haya detenido tras reunir pruebas de su supuesta implicación en el crimen en menos de tres semanas, tal como ha adelantado este jueves en exclusiva Levante-EMV. El principal nexo de unión entre ambos eran los mensajes que se habían cruzado el día del crimen, que habían quedado reflejados en el móvil de la víctima y también en el suyo propio, mediante los cuales habían quedado en casa de Heberto, en la calle Islas Canarias de València, para tomar unas cervezas y fumar hachís juntos. Como habían hecho otras veces.
Sin embargo, una discusión cuya motivación no ha trascendido, aunque se sabe que fue por un asunto trivial, puso fin a la reunión de amigos y derivó en un encontronazo durante el cual el presunto homicida, Francisco José B. M., de 36 años, acabó asestándole a Richard, presuntamente, 38 puñaladas con un arma blanca no determinada ni encontrada, aunque se cree que podría tratarse de un estilete o de una navaja pequeña. La mayoría de las lesiones, las recibió en la espalda (una treintena), aunque también tenía heridas en una pierna y en el pecho.
Alcohol, drogas y enfermedad mental
Al darse cuenta de lo que había hecho, el ahora acusado, en quien se cree que influyó la explosiva mezcla de alcohol y drogas con su enfermedad mental (esquizofrenia), recogió mínimamente la casa, tiró los botes de cerveza y los restos de los porros, y se fue a su casa, ubicada a solo 400 metros de la de la víctima, sita en la calle Islas Canarias. Pero antes de hacerlo, se llevó el teléfono de Richard, precisamente para evitar, creía, que la Policía viese los mensajes y llamadas, y que eso les permitiese llegar hasta él.

Puerta precintada de la vivienda de Heberto, asesinado de 38 puñaladas presuntamente por un amigo. / Ignacio Cabanes
No solo eso, al día siguiente, vendió su móvil, convencido de que sin el terminal la Policía nunca tendría acceso a los mensajes. Pero se equivocó. Gracias a la información recabada en el círculo más próximo de Heberto, los agentes del grupo de Homicidios contaban desde el principio no solo con el número del teléfono de la víctima, sino también con el resto de datos necesarios para recuperar virtualmente la información y, sobre todo, los movimientos del terminal.
Así, el rastreo de los móviles, autorizado por el juez de Instrucción 13 de València, responsable del caso desde el inicio, les llevó a averiguar que el presunto homicida se había deshecho de su móvil vendiéndolo en una tienda de compraventa de productos de segunda mano. Y no solo eso, el análisis de los datos del teléfono de Heberto les ha permitido establecer que ese terminal permaneció en casa de su presunto homicida en las horas siguientes al crimen, justo hasta que Francisco José B. M. pensó que era mejor deshacerse del teléfono y acabó tirándolo en la calle.
Bajo vigilancia en prisión
Así, en cuanto los investigadores de la Policía Nacional dispusieron de esas pruebas, decidieron detener al sospechoso, quien pasó a disposición judicial este miércoles, tal como ha informado este diario. Desde ese día por la tarde, Francisco José B. M. permanece internado en el módulo de Enfermería del pabellón de preventivos del Centro Penitenciario Valencia Antoni Asunción, ubicado en Picassent. Como es habitual en reclusos encarcelados por delitos graves y con trascendencia mediática, como es el caso, la dirección del centro ha decidido que permanezca en ese recinto durante al menos un mes.
En ese tiempo, estará sujeto al programa de prevención de suicidios (PPS), algo también usual en esos casos. Esto implica que tendrá constante vigilancia con la compañía permanente de un recluso sombra, tanto si hay un riesgo real de autolesión como si no. Así mismo, será evaluado por los servicios médicos de la cárcel para fijar la medicación que permita estabilizar su situación dada la enfermedad mental que tiene diagnosticada.
- Consulta el listado con todos los premios de las fallas 2025
- Nueve fallas se disputan el triunfo en una lucha que se presume dramática
- El caos de la mascletà y el insoportable tufo a fritanga
- Decenas de llamadas al 112 por el colapso para salir de la mascletà
- Convento logra un póker histórico
- ¿La Falla municipal? Parece del 2009
- Convento Jerusalén se hace con el primer premio de Especial en la categoría infantil
- Atascos, pasos peatonales bloqueados, metro saturado y calles a tope con el centro a rebosar en pleno sábado de fallas