La Policía Nacional desmonta por cuarta vez desde 2021 la banda de sextorsionadores de El Faku

La mayor organización de España de chantaje a puteros virtuales, que acumula cientos de delitos a sus espaldas, había montado ahora su cuartel general en un chalé de Benissa

Un operativo de más de cien agentes detiene una treintena de personas en València y Alicante

'El Faku', el joven que se graba disparando desde un coche, durante su detención en Jaén, en 2021.

Levante-EMV

València

La banda de El Faku, uno de los líderes de la mayor organización española dedicada a las sextorsiones, esto es, a chantajear a puteros virtuales a través de distintas páginas y plataformas que ofrecen sexo a cambio de dinero, ya está otra vez desarticulada. El grupo de Secuestros y Extorsiones de la UDEV central y los especialistas de Ciberdelincuencia de València, las dos bestias negras tanto de la red del joven uruguayo, que no figura en esta ocasión entre los detenidos, como de la de Ismael B. O., alias Salva, otro de los clásicos de este 'negocio', han arrestado a este último y a 29 personas más, por lo mismo que ya fueron detenidos en 2019, en 2021, en 2022, en 2023...

El último golpe a la banda de El Faku (varios de los detenidos ahora forman parte de su red), quien se jactaba en sus redes sociales de ganar 50.000 euros al día o de disparar armas de guerra desde su coche en marcha, en la versión española de 'gangsta' malote recorriendo las calles de L.A. o de 'marero' chuleando a ritmo de trap, comenzó a primera hora de la mañana de ayer en València, la Pobla de Vallbona y en Benissa, donde los ciberdelincuentes habían montado su nuevo cuartel general.

El dispositivo policial, en el que han participado como apoyo más de cien agentes de los grupos operativos especiales de seguridad (GOES), de la unidad de intervención policial (UIP) y de la unidad de prevención y respuesta (UPR), ha sido cuidadosamente planificado para evitar que los cabecillas pudiesen eludir la acción policial. De hecho, para arrestarlos, los agentes de la UDEV central han contado con la ayuda del Grupo Especial de Operaciones (GEO), la unidad de asalto de élite de la Policía Nacional, que se ha desplazado desde su sede, en Guadalajara, al chalé de Benissa donde habían ubicado su base de operaciones y desde donde dirigían la organización, perfectamente estructurada en distintos niveles y totalmente jerarquizada.

Un 'call center', otra vez

Como en las ocasiones anteriores, habían montado un auténtico 'call center', con operadores a doble turno de mañana y tarde, desde donde se orquestaban las ciberextorsiones. La organización tenía exactamente el mismo funcionamiento de los grupos anteriores y casi los mismos miembros, y el 'work', como le gustaba llamar Facundo B. S. H. a su modus operandi (en realidad, el mismo de todas las sextorsiones), lo había aprendido de sus 'maestros', Ismael B., alias Salva, y Massinissa F., Erik, líderes de la trama desmantelada por la Guardia Civil en 2019 en Teruel y València en la operación Lubido-Hezurra, en la que, entre otros muchos, fue detenido y encarcelado, aunque la causa acabó archivada para él, el ex jugador del Levante UD Antonio García, Toño.

Entre los 30 detenidos -la mayoría en València-, por ahora, por la Policía Nacional en la operación de este martes, hay un número elevado de 'mulas', cuya función era abrir cuentas para recibir los pagos de los extorsionados y desviarlo enseguida a las designadas por los 'coordinadores'. El dinero saltaba de cuenta en cuenta con rapidez para dificultar que la Policía pudiera seguirle el rastro, en caso de que el putero de turno acabase denunciando, como así ha sido.

El 'work', una imitación

Desde el 'call center' de Benissa se realizaban las llamadas para coaccionar a quienes habían llamado a números de teléfono que la red insertaba en las principales páginas de promoción del sexo virtual pagado, pero que no conectaban con ninguna mujer. Una vez que los puteros llamaban, captaban su número de teléfono y a partir de ahí empezaba el acoso y la coacción. Las primeras veces, la amenaza era difundir esa visita en su círculo de confianza y, si no pagaba, subían el tono hasta llegar a las amenazas, incluso de muerte.

En una de las ocasiones, la que puso en marcha la operación Mijail con 57 detenidos, incluso simulaban ser criminales de una mafia del Este -insertaban en su perfil de Whatsapp fotos de hombres muy musculados y con la piel llena de tatuajes, tal como informó entonces la Policía Nacional en una nota de prensa- para aterrorizar aún más a los extorsionados y convencerles de que en el impago les iba la vida. O, como poco, la integridad física.

Las mulas percibían el 'salario' estándar, apenas 50 euros por cada 'servicio' de captación de los pagos, que iban desde los 100 euros hasta cantidades mucho más elevadas: de varias decenas de miles de euros en algún caso. De momento, a los 30 detenidos este martes les han sido ocupados 70.000 euros en metálico y sus presuntos jefes vuelves a estar entre rejas. La pregunta es, ¿hasta cuándo?

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